El fanatismo del uribismo no tiene límites, con la llegada de Andrés Felipe Arias, extraditado desde EE. UU., uno de sus miembros más enconados, el economista Alberto Bernal, lanzó esta perla que fue replicada por la base: “La condena de Andrés Felipe Arias me recuerda a la de Mandela” ¿Es proporcionado hacer esta comparación? ¿Será que está confundiendo la gimnasia con la magnesia? Mientras Nelson Mandela fue un abogado, político, filántropo y gran líder de las causas de los menos favorecidos, activista contra el apartheid, generado por el marcado racismo en Sudáfrica, que luchó sin tregua contra la pobreza, la desigualdad social, además fue un gran promotor de la reconciliación social y gestor de paz. Muy distinto a Arias, quien siempre ha manejado un discurso de ultraderecha, no tiene liderazgo propio, su carrera se la debe toda a Uribe, siempre quiso ser su copia desteñida, por eso lo apodaron Uribito; de reconciliación no sabe absolutamente nada, su bandera es más bien la guerra, siempre se opuso a cualquier proceso de paz, nunca ha luchado contra la pobreza, por el contrario, su gran logro fue adjudicarle subsidios a los ricos de Colombia en desmedro de las comunidades campesinas vulnerables con su proyecto estrella, Agro Ingreso Seguro; pero desde el Uribismo lo quieren vender como un santo que no le robó un peso a nadie a pesar de que está acusado por peculado en favor de terceros, tampoco dicen nada de su militancia como lobista de la multinacional de la corrupción Odebrecht, llevó al Palacio de Nariño a Marcelo Odebrecht, el mayor corrupto de Latinoamérica.
Decir que Uribito se parece a Mandela, es pensar que los colombianos somos imbéciles y no deja de ser un insulto, un personaje que al conocer la ponencia del fallo que lo condenaba, igual que Jesús Santrich, cogió las de Villadiego, algo que jamás hubiese hecho Mandela quien pagó, él sí, una injusta condena de 27 años sometido por el más feroz gobierno opresor que le vulneró todos sus derechos, hasta que salió, por gestiones de organizaciones de derechos humanos, con un único propósito, reconciliar a su país y promover ese mensaje en todo el mundo, lo que le hizo merecedor del premio Nobel de paz.
Insisto, comparar a Mandela con Uribito es comparar a la que sabemos con el caviar y desconocer la historia de un personaje fascinante que cambió el pensamiento mundial, esta locura solo puede salir de una mente distorsionada que busca maquillar a un personaje nefasto, para revivir su carrera política con una estrategia clara, ambientar las reformas necesarias en el Congreso para que obtenga una doble instancia en la Corte y luego, por arte de magia, sea absuelto de todos sus delitos, por los cuales ya fue condenado a 17 años y de ñapa, quede habilitado como candidato del Centro Democrático, Uribito es el presidente que siempre quiso tener Álvaro Uribe, él sí lo representa y sería un títere más manipulable que Duque, define la base más extrema uribista y además, llegaría como el sepulturero ideal del proceso de paz, porque viene cargado de odio y con su doctrina fortalecida luego de su paso por la cárcel. En Colombia cualquier cosa puede pasar y nada raro sería que comencemos a verlo en las encuestas, marcando los primeros lugares, para llegar como víctima al Palacio de Nariño, respaldado por esa media Colombia que adora a Uribe y sigue sus indicaciones como un rebaño de borregos. ¿Se aguantarán Paloma Valencia y Carlos Holmes Trujillo, ya en campaña, que el Nelson Mandela uribista aterrice como candidato presidencial?