EFE
El Manchester United derrotó ayer con toda justicia a domicilio al Schalke 04 (0-2), en un partido en el que el equipo alemán tuvo que terminar agradecido de que la derrota no fuese más clara.
Esta vez, de Raúl González apenas hubo noticias. Los balones no le llegaban y el equipo que jugaba era el Manchester, que se mostró claramente superior prácticamente desde el primer minuto y si no se fue al descanso con una ventaja clara fue, ante todo, porque se encontró con una gran noche del meta del Schalke, Manuel Neuer, cuya estatura fue creciendo a medida que pasaban los minutos.
Ya en el minuto 3, Neuer tuvo su primera intervención al desviar a saque de esquina una vaselina de Wayne Rooney. Tres minutos, Neuer volvió a tener una reacción excelente ante un disparo del coreano Park desde fuera del área.
Sólo un milagro para los alemanes podía hacer que el 0-0 se mantuviera y el milagro no ocurrió. En el minuto 67, Rooney le metió un balón a Giggs que dejó solo al galés en el área y no falló. Su remate terminó por mostrar que Neuer no era invencible y representó la apertura del marcador.
Tres minutos después, en una jugada casi calcada, Rooney hizo el segundo. Con ello, el partido se acabó. Manchester se dedicó a cerrar espacios atrás, ante un Schalke que poco tenía que ofrecer en lo ofensivo.