Siempre nos hemos complacido de los triunfos de los equipos costeños y en este caso el del Unión Magdalena, un rival directo del Valledupar Fútbol Club en los clásicos de la Sierra Nevada. Pero lo que sucedió el pasado fin de semana es llamativo y deja mucho qué desear.
Lo que se ha podido observar en los videos del partido entre Unión Magdalena y Llaneros, que permitió el ascenso del primero e indirectamente mandó al repechaje a Fortaleza, en el Torneo de Ascenso, refleja que hubo algo irregular. Así coinciden expertos y seguidores del fútbol.
Escuchamos al presidente de Llaneros, Juan Carlos Trujillo, defender con vehemencia la actuación de sus jugadores y el equipo técnico descalificando cualquier elemento de insinuada deshonestidad. “El partido en Bogotá se puso 2-1, nosotros afanamos y metemos un gol, ahí seguimos presionando, pero desafortunadamente llega el empate de ellos”, señaló a Caracol Radio.
Habría, de comprobarse, un claro tipo penal de los denominados corrupción privada, cuando entre particulares se hace el famoso cohecho que tradicionalmente se presenta entre el particular y un servidor público.
En un comunicado oficial, el club samario señala que están lejos de la tradición de un equipo de más de 70 años esas actuaciones indecorosas de los que los acusa la opinión pública nacional e internacional.
No podemos sino manifestar nuestra solidaridad con los seguidores, que también los hay en nuestro territorio, del equipo bananero. Esperamos que la cosa evolucione correctamente dentro de la debida investigación deportiva y también la de carácter penal que ha iniciado la Fiscalía General de la Nación.
Esperamos que todo se clarifique y que camine la verdad y la honestidad de los deportistas del fútbol colombiano. Juego limpio, Fair Play y buen ejemplo para los jóvenes que esperan un ejercicio de progreso y exaltación del esfuerzo propio y de sus familias, casi siempre de origen popular, que ven en el deporte esa posibilidad de cambiar la historia de sus vidas.
Debemos tener presente que las llamadas apuestas, que están debidamente reguladas por la ley, en ciertos casos pueden estar desvirtuando y actuando durante y sobre el desarrollo mismo de los partidos. En el pasado se cuestionó a muchos directivos y miembros del equipo técnico, pero también es cierto que esas actuaciones hoy tienen mayor censura y seguimiento público.
Siempre surge la pregunta sobre cómo blindar el fútbol de intereses personales, principalmente económicos, que amenazan y destruyen su esencia. Lo primero es la honestidad de jugadores y directivos, y lo segundo, el respeto por la hinchada, por aquellos que aman con pasión a sus equipos. No existe dinero que pague la fidelidad de una hinchada.