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El mal ejemplo de Venezuela

El mundo ha perdido la capacidad de asombro para comprender la cantidad de errores, uno tras otro, que viene cometiendo de manera sistemática el gobierno del Presidente Hugo Chávez Frías, en Venezuela, en materia del manejo de su economía, incluyendo el comercio con Colombia.
El pueblo de Venezuela padeció en 2009 una inflación superior al 30 por ciento; en lo que va corrido de 2010 (a abril), la inflación va por encima del 14 por ciento. A diario las amas de casa del vecino país tienen que afrontar una escasez de productos básicos como leche, huevos, pan, carne, frutas y verduras, entre otros.
Chávez Frías ha tenido una política errática en su incomprensible definición de su “revolución bolivariana”, que lo único que ha logrado es generar una animadversión hacia el sector empresarial, estimular una obsoleta concepción de la lucha de clases y obstaculizar la operación del sistema productivo y de toda la economía venezolana.
En la primera etapa de su ya largo periodo de gobierno, casi doce años, dilapidó una bonanza petrolera que le habría servido para ahorrar recursos públicos para los periodos de vacas flacas. Chávez, en lugar de hacer lo elemental en esa materia, se dedicó a regalar a manos llenas petróleos a Cuba, Nicaragua y Bolivia, entre otros países.
Posteriormente, nacionalizó varios bancos y otras instituciones financieras, en una visión torpe y errada de cómo funcionan las finanzas modernas. Esto enrareció más el ambiente de negocios y ahora es más difícil para los empresarios del vecino país acceder a un crédito para sus actividades.
Antes, había nacionalizado a distintas empresas del sector industrial y el pasado fin de semana decidió nacionalizar parte del comercio, lo que – sin lugar a dudas- terminará de complicar la situación de las familias venezolanas que ven como a pesar de tener dinero en los bolsillos no pueden hacer nada con el.
Por supuesto, que por principio somos respetuosos del derecho a la autodeterminación de los pueblos, pero nos duele la situación del hermano pueblo de Venezuela. Pero, adicionalmente, lo consideramos un ejemplo de todo lo que no se debe hacer con la administración de la economía de un país.
Lo que está sucediendo en Venezuela debe servir de motivo de reflexión a los candidatos a la presidencia de la República de Colombia, en el sentido de mantener unas políticas económicas amigables con el sector privado y que comprendan y respeten el funcionamiento de la economía de mercado.

El buen ejemplo de Chile
En contraste con Venezuela, está el caso de Chile cuyo modelo político y económico es hoy considerado un verdadero éxito, pero que tiene detrás de si muchos costos y sacrificio que no se deben desconocer.
En efecto, después del golpe de estado que tumbó al gobierno socialista democrático de Salvador Allende, en el cual participaron sectores internos y antipatriotas de ese país, pero también gobiernos extranjeros como lo ha demostrado la historia;  los chilenos debieron padecer la temible dictadura de Augusto Pinochet, que eliminó a miles de personas de los sectores progresistas y de izquierda, en un negro periodo de la historia del país austral.
Pero, posteriormente, las fuerzas políticas democráticas de Chile, desde la derecha, pasando por las opciones de centro y la misma izquierda, han llegado a un verdadero acuerdo sobre un modelo que respeta a la empresa privada, pero la combina con una eficiente política social de lucha contra la pobreza, por medio de los instrumentos que permite la economía social de mercado: el sistema tributario y el gasto público enfocado a los sectores más pobres y necesitados.
No ha sido un proceso fácil, ni sencillo. En el mismo participaron gobiernos democratacristianos como los de Patricio Alwin y Eduardo Frei; pero también los socialistas Ricardo Lagos y Michelle Bachelet, quien acaba de entregar al poder.
Chile ha sido prudente en el manejo de su economía, con un gran sentido del ahorro público en su política fiscal; un respeto por la iniciativa privada, una política de promoción de las exportaciones, un manejo monetario también austero y una serie de políticas sociales muy exitosas, insistimos, enfocadas a reducir la pobreza y la marginalidad, fundamentalmente. Consideramos útil para el pueblo colombiano, en vísperas de elegir un nuevo gobierno, hacer esa comparación entre la situación de Venezuela y la de Chile, y reflexionar sobre cual es el modelo que queremos para construir un mejor país en el mediano y largo plazo.

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