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El llamado del Cerrejón

Un laberinto enfrenta Cerrejón para cumplir sus planes de producción. En palabras de su nuevo presidente Guillermo Fonseca, “la tendencia viene decreciendo desde 2012, y a la fecha ya ha caído un 20%”. ¿Cuál es la razón?, la explica: la relación con el entorno social. Esto marca el ritmo y volumen de la minería.

Lo último fue la oposición a la desviación del Arroyo Bruno; la Corte Constitucional en 2017 lo suspendió y ordenó crear una mesa técnica, pero se tomó un año su notificación, para empezar a responder a los interrogantes planteados en la sentencia. Años atrás había sido la resistencia a tocar el actual cauce del río Ranchería, lo que no permitió al proyecto unos niveles de las 40 millones de toneladas anuales, y quedarse en los actuales de 30. Muchos empleos, miles de millones de regalías e impuestos, bienes y servicios se perdieron, cuando el horizonte del carbón como fuente de generación de energía en el mundo se hace más estrecho, frente al desarrollo de otras fuentes, como las mismas eólicas o solares que ya empiezan en La Guajira y el Cesar.

Lo cierto es que Cerrejón hizo todos los estudios y asumió los compromisos con detalle y paciencia siguiendo la norma ambiental y a la Agencia Nacional de Licencias Ambientales – ANLA pero cuando todo estaba autorizado tocó poner el freno de mano.

El llamado de Cerrejón va más allá. Motivado por la poca comprensión de las comunidades y de la clase dirigente, en un análisis inteligente de lo que ha sido su contribución al desarrollo del departamento hace una valiente autocrítica de su papel.

Volvamos a las palabras de Fonseca en Portafolio del 18 de febrero: “Hay que reconocer lo que hemos hecho bien y también lo que nos falta por hacer (…) A pesar de las buenas intenciones, los esfuerzos, la forma en que hemos hecho las cosas y la disponibilidad de recursos, al hacer el balance, no es mucho lo se ha hecho (…) La intención de la administración de Cerrejón es proponer un cambio drástico en cómo se abordan estos temas para que en el corto plazo se logre la forma de impactar la región en sus condiciones de vida (…) sin ser crítico de las anteriores administraciones, hay que reconocer que en 35 años no hemos logrado lo que hubiéramos querido conseguir, ni lo que se esperaba (…) En los territorios se crearon expectativas que las cosas iban a cambiar, esas expectativas no satisfechas llevan a una relación contenciosa, litigiosa y conflictiva”

Y propone al final que “todos cambiemos, los sectores políticos y económicos, públicos y privados. Y remata que hay que “Buscar formas creativas, nuevas y frescas de hacer las cosas”. Nos unimos al llamado y abriremos un foro en EL PILÓN, reconocemos que la compañía ha hecho descomunales esfuerzos, pero no es fácil cambiar una cultura, unos hábitos y unos políticos, salvo honorables excepciones, corruptos e incapaces, que han liderado los últimos 15 años en La Guajira.

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