El caso de la mujer de 80 años que fue llevada por su EPS a un motel en Valledupar para terminar su tratamiento, a pesar de su delicado estado, confirmó una vez más el pésimo servicio de salud que reciben los colombianos, los cesarenses y los vallenatos.
Si los medios de comunicación no hacemos visibles casos como este, cualquier cosa puede pasar con los pacientes. Afortunadamente este se conoció y se publicó no solo a nivel local sino regional y nacional, y las autoridades de salud reaccionaron para enderezar lo torcido.
Es ahí donde está el problema. Que son reactivos, más no proactivos. Los entes que deben vigilar y garantizar un digno servicio de salud no cumplen con sus funciones como deben ser, son permisivos y facilistas. El afectado es el ciudadano que enfermo busca cura, pero solo encuentra maltrato y humillación.
Juegan con la vida de las personas de manera irresponsable. Por eso se recibe con satisfacción la lupa que le va a poner la Superintendencia Nacional de Salud a las entidades prestadoras de salud.
El superintendente de Salud, Norman Julio Múñoz, estuvo en Valledupar para apersonarse de las reiteradas quejas de los pacientes con cáncer en el departamento del Cesar, y llamar al orden a las entidades que deben hacer sus planes de mejoramiento para resolver los problemas identificados que son los que generan inconformidad entre los pacientes.
No solo son los malos servicios de salud con los enfermos de cáncer, el mal servicio se da en todas las áreas de la salud. Desde una cita con un médico general, la entrega de los medicamentos, las autorizaciones con especialistas, las hospitalizaciones y los traslados a otras ciudades, y en el peor de los casos, el llamado paseo de la muerte. En todos los procesos debe estar la lupa de las entidades que les corresponde vigilar que se de una buena atención.
¿Qué pasa con los pacientes que reciben mala atención y sus casos no son publicados en los medios de comunicación? ¿La muerte los espera?