Previo a su remodelación, el escenario deportivo, que cumplirá 20 años, se encuentra en una situación desalentadora.
La Villa Olímpica es quizá uno de los lugares más inhóspitos de Valledupar; el estado del complejo deportivo es lamentable, puesto que el abandono que padece lo ha vuelto un sitio solitario, lleno de maleza y un foco de inseguridad enorme para los habitantes que residen cerca del escenario deportivo.
Recorrí sus ruinas, fui a ver por qué un escenario que podría ser un epicentro del deporte nacional e internacional está en tan mal estado. A pesar de que se han realizado campañas de limpieza, ha sido más fuerte la falta de consideración y el descuido, lo cual ha ido acabando lentamente la poca infraestructura que aún se mantiene de pie.
En mi arribo a la Villa Olímpica, ubicada en la avenida La Popa, frente a las instalaciones de la Décima Brigada del Ejército Nacional y vecina del barrio Villa Corelca, encontramos un escenario acabado, destruido por el paso del tiempo y la inconsciencia del ser humano que se olvida del futuro del deporte y de los niños, que aún sin importar el estado del complejo deportivo llegan a divertirse sanamente.
Lo primero que encontré fue una cancha de fútbol de salón agrietada, con una gradería la cual soporta día tras día el abrazo constante de la maleza.
El piso de la cancha está descolorido, esperando que vuelvan a mirarlo, como en los tiempos donde el fútbol de salón y el baloncesto eran bien recibidos por esa cancha que hoy está sin actividad, al menos no con la regularidad de hace varios años.
En medio de la soledad de la Villa Olímpica encontré lo que alguna vez fue una pista de bicicross y motocross. Allí todavía está la puerta de salida, firme en el terreno que hoy parece más un potrerillo, con un pasto seco por los constantes azotes de los rayos del sol y quemado por partes debido a que mucha gente llega a depositar y luego quemar sus basuras, pero aún hay gente que se preocupa por mantener limpio lo que queda de un escenario que alguna vez gozó de tardes deportivas y de la compañía de los aficionados.
Dentro de la Villa Olímpica se encuentra el Estadio de Sóftbol Dorismel Pacheco Fontalvo, que ha soportado estoicamente el paso de los años, pero esto se debe a que el escenario deportivo aún es utilizado para las actividades de la pelota blanda que sigue siendo un deporte de tradición en Valledupar. Sin embargo, no ha sido ajeno al deterioro.
Dos canchas de fútbol sobreviven, aunque no están en las mejores condiciones, pero están siendo usadas pese a que una de ellas está en medio de escombros y la portería sur se tambalea con el viento que quiere derribarla, pero esta se mantiene en pie para fortuna de los futbolistas que ven en la abandonada Villa Olímpica un sitio de diversión.
La otra cancha está en mejores condiciones aunque le falta poda, pues aunque tiene bordillos de protección, estos se quedaron cortos y fueron incapaces de detener el monte que se metió a la cancha creyendo ser gramilla, pero no es más que solo maleza.
Carlos Plata ha sido uno de los que se ha mantenido dentro de la Villa Olímpica, ya que literalmente el escenario es el lugar donde vive. Por más de 40 años, el hombre ha estado cuidando el deteriorado escenario, donde tiene su vivienda, que cuenta con cultivos de frutas y verduras.
En el tiempo que lleva dentro de la Villa Olímpica, Plata relató los deportes que se practican y los que desaparecieron. “Aquí se practicaba mucho el fútbol, el sóftbol, microfútbol, motocross, bicicross y el baloncesto, y digo se practicaban porque en el caso del fútbol solo se juega los sábados y domingos, pero no con la afluencia de público de otras épocas. Tenemos el caso del sóftbol, que si bien aún está vigente ha perdido fama, pues anteriormente hablar de sóftbol en Valledupar era un orgullo, pero digamos que el sóftbol se mantiene. Lo que sí desapareció definitivamente fue el bicicross, y el motocross, y muy rara vez usan la cancha de microfútbol.
Otros de los problemas que ha tenido que soportar la maltrecha Villa Olímpica ha sido la constante quema de basuras que realizan personas que, no contentas con dejar sus desechos en el escenario, también aprovechan para quemarlos, dañando cada día más lo poco que queda del complejo deportivo.
Dos granjas existen actualmente dentro de la Villa Olímpica, una perteneciente a Carlos Plata Murcia y la otra es de Andrés Tejedor, estas dos personas coinciden en que han sido muchos los gobiernos que han propuesto comprar sus terrenos con el fin de ampliar la Villa Olímpica, pero “todo se ha quedado en proyectos”.
Pero parece que en esta oportunidad habrá luz verde para la compra de las granjas de Carlos Plata y Andrés Tejedor. José Luis Ovalle, hermano del gobernador del Cesar, Francisco Ovalle, ha sido un intermediario entre los dueños de las granjas que están dentro de la Villa Olímpica y la Gobernación, sin embargo tanto Carlos Plata como Andrés Tejedor han pedido en reiteradas ocasiones que las negociaciones no se hagan con intermediarios, sino con la Gobernación directamente.
Mientras Carlos Plata y Andrés Tejedor nos contaban lo que han venido adelantando con la Gobernación, nos encontramos con otro obstáculo que ha impedido la libre diversión y práctica del deporte. La entrada de la Villa Olímpica está llena de escombros y los olores son nauseabundos. Existe también allí una alcantarilla desbordada, la cual es paso obligado para los deportistas, al estar ubicada en la entrada. Al calentar el sol, esas aguas negras provenientes directamente del Batallón La Popa, que se encuentra justo al frente de la Villa Olímpica, expelen olores inaguantables.
“Cuando calienta el sol aumenta la pestilencia, pues esa agua proviene del batallón y como siempre está en actividad la alcantarilla se rebosa a cada momento y nosotros hemos hablado con Emdupar, puesto que este problema tiene más de diez días, pero nadie de esa entidad ha venido a revisar para ver qué es lo que pasa.
Tanto Carlos Plata como Andrés Tejedor se han mantenido dentro de la Villa Olímpica por más de 40 años, pero Andrés Tejedor contó uno de los motivos por el cual su familia quedó encerrada en la infraestructura deportiva. “Mi padre llegó hace más de 40 años, antes de que existiera la Villa Olímpica y nosotros fuimos testigos del encerramiento del escenario, porque para el alcalde que estaba en ese tiempo era una solución viable encerrar todo esto. Nosotros dialogamos con él para llegar a un acuerdo antes del encerramiento, pero nuestras palabras no fueron escuchadas y está todo como lo ves hoy”.
Mientras llega la remodelación de la Villa Olímpica, anunciada por el gobernador Ovalle Angarita, los deportistas que lleguen a practicar deporte y a participar en los campeonatos de fútbol que aún se realizan allí deberán competir no solo contra sus rivales, sino también contra los malos olores, los mosquitos que atacan sin compasión alguna, sin importar que los niños sean deportistas y también deberán gambetear a la inseguridad que hoy hace parte de este escenario. La inseguridad ha salido victoriosa en múltiples oportunidades, ya que hay casos en donde los deportistas y personas que por alguna razón deben pasar por ahí son despojadas de sus pertenencias.
La gente que habita cerca de ahí clama para que prontamente se inicien las laboras de construcción de uno de los complejos deportivos más necesitados por la comunidad valduparense y así puedan terminar los actos de vandalismo y el deporte sea la única razón por la cual la Villa Olímpica sea noticia no solo en Valledupar, sino en Colombia y el mundo.
ROBERT CADAVID / EL PILÓN
robertvalledupar@hotmail.es