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El inédito Festival de Cine y la sorpresiva participación del Cesar

De 230 películas cortas inscritas en el Festival de Cine hecho en celular Tengo Fe Films, lo que representa una excelente respuesta a la convocatoria de EL PILÓN y Tengo Fe,  casi 60, -más de una cuarta parte-, la hicieron creadores y actores cesarenses. De los 230 se hizo una selección oficial de 25, la mitad cesarenses.

Es llamativo que se haya despertado semejante interés en el departamento y en su capital, en una experiencia totalmente novedosa de producción audiovisual que es mucho más que hacer un video, con todo lo que ha representado como desafío creador para hacer una historia con el fin de que atrape la audiencia y la emocione y actuaciones personales frente a la pantalla. Estos son los dos elementos más representativos, pero sin dejar de observar la escenografía y la fotografía, los vestuarios, la iluminación, de oscuros, claros y sombras,  y el sonido y las músicas adecuadas.

Pero no tenemos una escuela de cine. Nada de dirección, ni de producción ni de actuación, ni tampoco salas de cine del mejor cine internacional, distintas a las de los centros comerciales, ni cine foros permanentes.  En este aspecto la exhibición del ciclo de películas que inició la Casa de La Cultura  en la actual alcaldía se frustró por el coronavirus, recién iniciado.

La mejor película: Verdugo, que además obtuvo el premio a la Mejor Actuación, escogida por el jurado internacional,  fue un producto vallenato. 

El festival se dio gracias a la organización y a los recursos económicos y materiales de EL PILÓN y Tengo Fe Films, y el apoyo de la universidad del Área Andina. No hubo participación oficial alguna y, con esto se demuestra. 

 Gracias. A los postulados, a los ganadores, los actores, directores, productores, guionistas, organizadores. Prueba de que sí se pueden hacer las cosas cuando hay determinación, el recurso adecuado y el conocimiento. En términos de administración cuando se quiere, se puede y se sabe hacer (know how).

LA MARGEN DERECHA DEL RÍO GUATAPURÍ, ZAPATO EN MANO

Es un hecho reiterado año tras año el asentamiento ilegal y anti natural de poblaciones pobres, desplazados, últimamente migrantes, -y uno que otro avivato- y el reciclaje permanente en los últimos 30 años de gobiernos municipales que trasladaban y luego volvían los mismos moradores a establecerse, cuando no, relacionados amigos y familiares. Mientras en Santa Marta los barrios más pobres se han tomado los cerros donde se han presentado mortales deslizamientos como los de hace 3 meses, en Valledupar la gente toma para el río. Además, no respetándose el retiro en el margen de su ribera, que ordenan  las leyes nacionales y las normas de ordenamiento urbano.

Lo que gráficamente, como en una película de festival, es andar zapato en mano; el preciso nombre del antiguo barrio.

Hicimos en el foro del Centro Histórico del 31 de mayo de 2019 una radiografía de los miles de millones gastados por la alcaldía, con cierto apoyo de la nación y el departamento,  creando barrios en las afueras de la ciudad y no se superó la situación. Esperamos conocer la estrategia de la actual.

Categories: Editorial
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