Creíamos que el Idreec estaba cerrado, pero no, sobrevive y garantiza los mejores servicios en rehabilitación como instituto único en su género en la costa Caribe. Le han dado hasta con el balde para acabarlo, pero su objetivo misional y la capacidad de resistencia y paciencia de una estructura laboral ha sabido sortear las peores dificultades, y hasta mitigar el hambre y las penurias económicas. Sabido es que a la nómina de trabajadores se le debe 17 meses de salarios, un récord Guinness para vivir sin devengar ingresos.
El Idreec arrastra un pasivo laboral y prestacional superior a los $3.000 millones, deuda que se intenta condensar en un proyecto de saneamiento fiscal y financiero que deberán estudiar, revisar y aprobar los ministerios de Hacienda y Salud.
“Leyes inútiles debilitan las necesarias”: Montesquieu, enunciado en el que se retrata una entidad a la que le toca competir con las IPS privadas, en desventaja a partir de la Ley 100 del 93 que convirtió al Idreec en una ESE “Empresa Social del Estado”.
El nuevo modelo debilitó al Idreec, se redujo la cobertura de atención infantil, perdió la entrega de ayudas técnicas (prótesis, sillas de rueda y otros accesorios) de gran utilidad para la población en discapacidad, y cedió el protagonismo en los festivales que organizaba con Fides.
El del Idreec es un equipo interdisciplinario con los más altos estándares de capacitación y entrenamiento por parte de la ONB Belga Handicap en estrategia de desarrollo comunitario con énfasis en terapia física, psicológica, ocupacional y fonoaudióloga; por estos factores, la experiencia y otras variables marca la diferencia.
El programa de saneamiento fiscal y financiero del IDREEC ha de impactar una planta de 35 empleados, 16 prepensionados, seguramente apunte a una reestructuración que lo libere de la carga laboral y prestacional, pero retributivamente al nivel central le corresponde repotenciarlo en su estructura física y tecnológica.
“Bienaventurado aquel que encuentra el trabajo que le gusta; que no se preocupe por otra bendición”: Thomas Carlyle, premisa que va en consonancia al Idreec, por la mística, amor y pasión con que se trabaja en esta empresa, a juzgar de los pacientes que todavía perciben el calor humano de un servicio social, diferente al concepto de cliente, que maneja la salud comercial.