Y de los sones picarescos, paradójicos, románticos y sentimentales, los cuales acompañados de su propia voz y emociones hacían embriagar a cualquiera con el primer trago. Las emociones brotaban por todas partes cuando empezaba a entonar e interpretar cualquier canción vallenata, pero siempre o suyas, o de compositores especiales dignos de su admiración. ¡Cantaba con el alma! Expresaban sus amigos y seguidores.
Así era. No solo cantaba con el alma, sino que les daba una caída especial a sus interpretaciones que para mí tenía de antemano un calificativo, no por la sangre que nos unía, sino por la forma de interpretar la música nuestra, lo que me permitía darle, como siempre, el más alto lugar dentro del marco de lo real de una parranda vallenata.
¡Nació para la música y murió como lo presumía sin dolor físico alguno, ni mucho menos con malestares espirituales pues en su modo de ser se albergaba un hombre bueno! ¡Un compositor muerto no desaparece de un día para otro!
Hizo sus primeras composiciones bajo el amparo emotivo de su padre y cómo herencia ineludible manejaba sus propias emociones hasta tal punto que caía doblegado ante ellas.
Sus composiciones lo dicen todo; le cantó al amor, a la vida, a los amigos, a la realidad de las aventuras vividas y a las imaginarias situaciones que podrían sucederse.
Se le dio por imitar el canto de los pájaros y sus silbidos emitían expresiones sonoras triplicadas por el viento; hacía prima y dúo de sus interpretaciones silbadas y lo hacía en tal forma que el silencio se estremecía de nostalgias y sentimientos profundos.
Y qué decir de sus composiciones; con ellas expresaba todo: su tierra, su gente y en el aire de sus pueblos queridos; en Manaure y Villanueva se batían las espadas de su destino, que al fin ganó esta última, donde llegó a expresar que allí quedaba el cielo y así fue, quedó bajo el cielo de esta tierra querida.
¡Gracias hermano! Hiciste cosas más que formidables por nuestra música. Dios, tu familia y tus amigos estarán siempre contigo. ¡Nos enseñaste que la música nace de la habilidad para sentir! ¡Por lo pronto me saludas al viejo Poncho!