Reflexiones de Tío Chiro y Tío Nan
Por Aquilino Cote Zuleta
Nunca jamás, para hacer contundente en esta expresión gramatical, había visto a un padre y a un hijo llorando con tanto sentimiento. Los vi cuando se confundieron en abrazos el uno al otro, como si fuesen uno solo; como si la divina providencia nos los estuviera entregando para el disfrute pleno y eterno.
Así, como yo, otras 400 personas más se pusieron de píe, agitaron sus manos para aplaudir al unísono y de los ojos de los espectadores y de los míos también surgieron lagrimas. Que bello fue ese momento tan estremecedor, fue una noche inolvidable.
El hombre de pocas palabras, el mismo que siempre dice que “no sabe hablar, que solo sabe hacer canciones”, Leandro Díaz Duarte, y su hijo Ivo Luis Díaz fueron los protagonistas de ese momento trascendental, ocurrido recientemente en Valledupar durante el lanzamiento de su historia musical cantada y contada denominada ‘Los Ojos del Alma’, realizado en la biblioteca Rafael Carrillo Lúquez de Valledupar.
El de esa noche fue otro de los tantos homenajes (merecidísimos) que le hacen a este hombre de pocas palabras quien nació en Hatonuevo (Guajira) el 20 de febrero de 1928. Desde pequeño lo llevaron al pueblo de Tocaimo, después vivió, en San Diego (Cesar) y hoy reside en Valledupar. Es ciego de nacimiento, aunque dice que una vez vio un destello. Su hijo Ivo Luis, nos hizo estremecer a todos, cuando abrazado a su papá Leandro cantó la canción de su propia inspiración dedicada a su padre: “Dame tu alma”
Cuentan que él nació una mañana serena
cuando la brisa de la primavera estaba por llegar
dicen que una viejecita lloraba de pena
tan sola y triste porque una condena él tenía que llevar
pero tal vez no imaginó la vieja
cuan fuerte era su muchacho
que soportó en la vida la miseria
tan solo con un canto (BIS).
Cada verso de Ivo Luis incrementaba la emoción de todos; Leandro no se contenía, lloraba como un chiquillo y los coros de la canción provocaron el éxtasis más conmovedor:
COROS
Canta, canta Leandro, noble barranquero
que tu irás dejando glorias a tu pueblo
Canta, canta viejo, viejo canta, canta
Cántale a tu pueblo, canta con el alma (BIS)
Canta, canta entonces. Alma de poesía
Y bríndale un goce a la gente mía
Yo te entrego todo si tu vida cambia
Yo te doy mis ojos, tú me das tu alma (BIS)
Por más de una hora los espectadores nos detuvimos para aplaudir –sin cesar- a Leandro y a Ivo Luis. Estuvieron en el escenario: abrazados, juntos, unidos, queriéndose como tal padre a tal hijo. Ahí en ese escenario estaba el patrimonio de nuestra cultura vallenata.
El hombre que dice hablar poco, que solo sabe hacer canciones, el mismo que compuso: “Como yo no hay dos”:
“No he podido contemplar la luz
como lo has hecho tú en un nuevo amanecer
yo no he podido ver el cielo azul
ni mirar la tristeza de un atardecer”
El compositor Gustavo Gutiérrez Cabello afirma que Leandro tiene ese sentimiento peculiar que lo incluye en cada una de sus canciones, con una melodía auténtica.
El cantautor Leandro no deja de reconocer que “hoy soy más feliz que antes, porque antes la lucha era terrible y la forma de vida era muy diferente”, como lo afirma en “El Cardón Guajiro”:
Ayer tuve una reunión
con la pena y el olvido
después de una discusión
la pena perdió conmigo.
Yo soy el cardón guajiro
que no lo marchita el sol
En una entrevista que le hice recientemente afirmó que no guarda resentimientos contra Dios, porque: “a pesar de todo, Dios me ha dado mucho” y sentenció: “La gente cree que la vista es la grandeza del mundo, pero yo le he demostrado al mundo que sin ver también se puede vivir y se puede ser útil a la sociedad”. Lo justifica en su canción “Dios no me deja”:
Él la vista me negó
para que yo no mirara
y en recompensa me dio
los ojos bellos del alma. (Bis)
Leandro José Díaz Duarte, el ciego que le canta a la naturaleza, a la luz, a la vida, a la mujer y a sus correrías por los pueblos de la provincia. Un hombre de pocas palabras, quien ha compuesto más de 500 canciones, qué tal que le gustara hablar. Dios lo guarde y lo mantenga como el cardón guajiro. Hasta la próxima semana.
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