Fue comenzando los años ochenta cuando llegó el grupo Menudo a Valledupar. Después de aterrizar en un jet privado blanco que llevaba impreso el nombre del grupo en el estabilizador vertical del avión para que se leyera en tierra mientras volara; los transportaron en una Chevy Van que entró hasta la pista del aeropuerto y los condujo al Hotel Vajamar en donde pernoctaron una noche; pero antes de llegar a su destino, la Chevy tuvo que ir abriendo el mar de gente por la mitad para poder avanzar y llegar a su destino final.
El patio de” Lulo” la de María colindaba con el patio del hotel, así que “Tavo” su sobrino le ayudó a armar unos andamios. Cobraba la entrada, y la subida al andamio para verlos en vivo y en directo darse un piscinazo.
Me cuenta “La Milenona” (en esa época aún era hombre, que fue ese el día que al verlos en vestidos de baño supo él se encontraba encerrado(a) en un closet sin salida, cuando sintió sus rodillas desbarajustarse al verlos en paños menores) que “Lulo” sintió poseer problemas cuando las niñas comenzaron a caerse del andamio desmayadas como cucarachas matadas a chancletazos; que las reanimaba con un algodón húmedo de una pócima etílica aplicada en el olfato, y luego las despachó para su casa sin antes insultarlas por el sofoco sufrido.
Recuerdo que una de las hermanas cuyo apellido me reservo (estudiaban en las Monjas) cayó desmayada frente al ascensor del hotel cuando los vio salir al lobby; en ese momento pensé: se desmayó Ingrid.En la tardecita antes que se ocultará el sol se llevaría a cabo el tan esperado concierto en el estadio Chemesquemena.
Fue la segunda vez que recuerdo ver el estadio lleno; la primera vez que lo vi atiborrarse fue un par de años atrás cuando trajeron a Meteoro y a su copiloto el Hombre Invisible; recuerdo llegaron en un Dodge 1500 morado e hizo peripecias dentro del estadio, y los asistentes se sintieron estafados al no poder ver al hombre invisible, se morían por conocerlo. Sigamos con Menudo. El concierto lo hicieron sobre una tarima que al recordarla hoy logro deprimirme; la iluminaron con cuatro focos de 100 vatios en cada esquina.
Recuerdo cuando cantaron Súbete a Mi Moto, el estadio quería caerse, mientras la tarima tambaleaba; cuando cantaron Si Tu No Estas, en ese momento vi caer no menos de media docena de niñas al piso; la Defensa Civil y la Cruz Roja no daba abasto;el mayor Molano tuvo que pedir, casi que suplicarles a las niñas que no se desmayaran tan de seguido, pero parece que les hubiese dicho: desmáyense.Yo a mi corta edad no había visto tantas mujeres privadas juntas; se ‘desprivaban’ para corear la siguiente canción y volvían a caer.
Ninguna de mis hermanas cayó porque mi mamá les había advertido “cuidadito con algún alboroto”. Al terminar el concierto solo una niña no volvió en sí, entonces procedieron a dar su nombre, desde la tarima; treinta años después supe que era Luci Vega, y que sintieron los llamados en su casa ubicada cerca al estadio y decidieron no ir a buscarla porque a ella nadie la mandó a desmayarse, me dijo “Patri” su hermana. Al salir del concierto más de uno se creía Menudo, el más aferrado a la idea fue el “Nene” Martínez, que en compañía de cuatro más quedaron haciendo conciertos por todo Valledupar.