X

El Foro Económico de Davos, América Latina y Colombia

Por estos días, es noticia mundial Davos, una pequeña ciudad suiza, donde se realiza la Asamblea Anual del Foro Económico Mundial, que lleva el mismo nombre de la famosa ciudad. Davos es una población donde muchos europeos pudientes acuden a pasar sus vacaciones y a practicar deportes sobre hielo.
Pero su fama no le viene por su belleza, como tampoco por su infraestructura hotelera, sino precisamente por el bendito evento económico, uno de los más conocidos y prestigiosos en todo el mundo.
El Foro Económico Mundial de Davos es una Fundación sin ánimo de lucro, que paradójicamente tiene su sede es en Ginebra, Suiza; es financiado por cien de las empresas más importantes de Suiza, Europa y el mundo, y es muy conocido por su Asamblea Anual que se realiza tradicionalmente a finales de Enero; pero también produce una serie de informes económicos con una gran capacidad de análisis y prospectiva.
La Asamblea Anual del Foro Económico Mundial de Davos reúne a unas dos mil quinientas personas, entre Jefes de Estado, Ministros de Hacienda, banqueros, empresarios, economistas, periodistas, entre otros, convocados para estudiar y debatir los principales problemas de la economía mundial.
El Foro fue fundado por el economista y empresario Klaus Schwab, quien es su actual presidente. La entidad, a pesar de ser un organismo privado, es supervisada por el gobierno Suizo.
El título de la Asamblea esta vez fue “Normas compartidas para una nueva realidad”, con el fin de fin de hacer énfasis en la necesidad de armonizar muchas políticas en una economía cada vez más globalizada, pero a su vez más frágil y compleja de administrar por esa misma interconexión.
La incertidumbre y un prudente escepticismo fueron la actitud de la gran mayoría de los asistentes, teniendo en cuenta la situación de la economía mundial, debido a la coyuntura en Estados Unidos y Europa, fundamentalmente. En el viejo continente sigue siendo frágil la situación fiscal de varios países y no se ve fácil articular una salida, teniendo en cuenta la rigidez de las políticas e instituciones que rigen la Unión Europea.
Como bien lo describió el Presidente del Foro, el mundo está estresado “y lo que se necesita son menos ejecutivos apagafuegos y más pensadores estratégicos”.
Y es ahí donde está el dilema: a pesar de los avances de los mercados mundiales, cada vez más integrados, no se ha podido lograr construir un andamiaje institucional que coordine de mejor manera el funcionamiento de esa economía global  y por eso la incertidumbre y el temor a una guerra comercial o una guerra de monedas, que sería otra versión, más sofisticada, de un nuevo proteccionismo que sería fatal para todo el mundo.
El optimismo en la cumbre procedió de la China y de la India, países que vienen presentando unas tasas altísimas de crecimiento (superiores al 7 y 8 por ciento), logrando reducir la pobreza en sus territorios y creando nuevos sectores de clase media, importando muchas materias primas del resto del mundo, incluyendo América Latina, e impulsando la cansada locomotora de la economía global.
En ese contexto, América Latina, es vista como una región interesante para hacer negocios, tiene un buen potencial y unos países, más que otros, se presentan como una buena opción para invertir y hacer negocios. Entre estos se destacan Brasil, Chile, México, Colombia y Costa Rica, principalmente.
Nuestro país es visto como una nación con mucha viabilidad: estabilidad política, estabilidad macroeconómica, condiciones de mejor seguridad, atractivo para hacer muchos negocios, y así fue presentada por el Presidente Juan Manuel Santos Calderón, quien intervino con confianza gracias a que Tony Blair, su amigo personal, es uno de los veintidós miembros del Directorio del Foro Económico Mundial.
No obstante, el propio Presidente Santos es consciente que buena parte de ese optimismo es estrategia de negocios y que Colombia, durante su gobierno, tiene mucho por hacer para consolidarse como un país más atractivo y confiable para hacer negocios. Hay muchos retos en materia de seguridad, principalmente para las personas; se requieren muchos ajustes en el área fiscal, y cuantiosas y estratégicas inversiones en materia de infraestructura, educación, capacitación de su recurso humano y regulación económica, principalmente, para mejorar en materia de competitividad. Sin lugar a dudas, Davos es un gran escenario y fue positiva la presentación de Santos, pero esto no nos puede distraer de toda la agenda pendiente en materia económica  y social para hacer de Colombia el país de la “prosperidad democrática”.

Categories: Editorial
admin: