La palabra ‘pintor’ a muchos, tal vez, solo los remite a la imagen de una persona con una brocha sobre un cuadro, pero su significado va más allá del arte, así como sus productos, hechos con sentimiento y sentido propio.
Pedro Luis García Guzmán es uno de esos hombres que puede dedicarse todo un día a plasmar imágenes en cualquier elemento, al momento de hacerlo su mente parece una máquina reveladora de fotografías. Se centra en un tema y lo convierte en arte.
Este hombre, de 35 años, no sólo pinta cuadros sino, según él, Dios le dio la habilidad de crear imágenes en elementos como gorras, bolsos, camisetas, asientos, bongos, calabazos, palos de agua, guaireñas, entre otros productos.
En menos de 10 minutos García Guzmán, quien proviene de una familia artesana de San Jacinto de Bolívar, pinta una gorra. “En un día puedo pintar hasta 40, la práctica hace que esto sea fácil para mí”, aclaró.
Aunque terminó su primaria en el municipio de Codazzi, desde hace 20 años habita en Valledupar, tiempo en que también se ha dedicado a la venta de sus productos en diferentes partes de la localidad. En el Centro Comercial Calle Grande lleva cuatro años demostrando su talento a todo aquel que visita el sitio ubicado en el centro de la ciudad.
Su arte es particular, él es uno de los pocos que se dedica a recordar el folclor en los elementos, en los que deja en evidencia su amor por el folclor, por ello nunca en uno de sus trazos puede faltar una trinitaria, un acordeón o una caja.
“Cada vez que plasmo mis pinturas creo que le hago alusión al Cesar, principalmente al municipio de Valledupar, para hacerlo conocer. Vendo al mayor y al detal, vendo la docena de gorras a 120 mil pesos, la camiseta a 180, de buena calidad con pintura garantizada”, mencionó.
La artesanía, como muchos quizá lo saben, es de temporadas, es decir que en épocas como Semana Santa, Festival Vallenato, vacaciones, entre otras, es donde más se vende, de lo contrario poco es el ingreso que las personas tienen por esta clase de venta, y aunque Pedro Luis García Guzmán lo tiene muy claro, decide esperar y en lugar de lamentarse se prepara para el Festival en su 48 edición.
Con Pedro Luis siempre permanecen sus familiares apoyándolo, sobre todo su esposa Andrea Torcoroma Blanco, con quien tiene tres hermosos hijos: Nicolle, Mateo e Isabella, quienes lo acompañan en su negocio; en éste también se ofrecen otros productos que realizan sus amigos, en apoyo a la Asociación de Artesanos de Valledupar, del que es presidente.
“Mi sueño es ser reconocido, a nivel nacional e internacional, como una persona que cada día se desempeña para que el legado de las artesanías permanezcan”, mencionó.
Por Merlin Duarte García/El Pilón
merlin.duarte@elpilon.com.co