Su pasión era aprender a tocar acordeón, pero no lo logró, realmente no era su vocación, ésta estaba ligada a ese instrumento que desde niño amó, que añoró tener en sus manos, y sí que lo hizo, pero no como músico, si no como el creador de uno de los tres elementos representativos de la música vallenata.
Su nombre es José Luis Sierra, quien a sus 11 años llegó a Valledupar, proveniente del corregimiento de La Junta, del municipio de San Juan, La Guajira. Creció y se convirtió en un ingeniero mecánico, se casó y a sus aproximados 42 años no dejó de pensar en que pudo ser un gran acordeonero.
Tenía todas las comodidades con la venta y compra de ganado, sin embargo su felicidad se estancó, comenzó a adquirir deudas y quedarse sin nada.
Dice que Dios lo iluminó. Las puertas se le abrieron al pago de compromisos y una ‘loca idea’ lo inquietó. Dijo que fabricaría acordeones. Aunque no fue nada fácil para él era la más incoherente pero añorada opción.
Durante tres años José Luis trató de hacer un acordeón a mano. Sus intentos eran fallidos, pese a que aparentemente estaba en buen estado.
“El espíritu de Dios me decía ¡Vamos, vamos, tú puedes! Porque yo estaba solo”, mencionó Sierra quien recordó lo difícil que fue el inicio de este oficio en el que se requerían cientos de millones de pesos para adquirir las herramientas necesarias para la fabricación del instrumento originario de Alemania.
Contó que los trabajos le hacían hinchar las manos, hasta que un día decidió ir hasta Bogotá a averiguar los instrumentos o llamados troqueles que hace una de las tantas piezas de un acordeón. Pero su ánimo decayó cuando una voz le respondió que sólo una de las herramientas que buscaba tenía un costo de 15 millones de pesos.
“La gente tenía razón, hacer un acordeón es para el que tiene plata”, dijo Sierra, quien al regresar pensó en encerrarse en su apartamento sin tener contacto con alguien.
Sin embargo, faltando un kilómetro para llegar a la capital del Cesar sintió una voz que le dijo “tú vas a hacer los troqueles”, pero en medio de su tristeza se acordó que era profesional en Mecánica Industrial y él podría construir los troqueles, desde entonces comenzó a experimentar.
“Yo estaba recién casado y le decía a mi esposa yo te amo pero créeme que vamos a salir de eso”. Tiempo después encontró en dos millones de pesos una troqueladora que tenía un valor de 45 millones de pesos.
Fue así como José Luis comenzó a armar sus propios troqueles, base de mecanismo o riel, a realizar moldes en madera y demás elementos diminutos que necesitan de profesión, esfuerzo y dedicación, creó la empresa Mileto Acordeones, que tiene como eslogan ‘Puro vallenato compa’, ubicada hace siete años en la carrera 7ª entre calles 13 y 14 en el barrio El Cañaguate.
En la fábrica, donde también ofrecen servicios de restauración y arreglo de acordeones, a este hombre visionario lo acompañan en su labor su hijo Jesús David Sierra y una joven. De igual manera es apoyado por su esposa Ángela Alvarado y su madre Blanca Elena Rodríguez.
15 años después, José Luis Sierra es conocido como la persona experta en Valledupar en la fabricación de acordeones. Desde entonces ha entregado más de 220 acordeones a personas provenientes de diferentes partes del mundo, instrumentos que duró creando alrededor de 15 días y que tienen un costo aproximado a los dos millones de pesos.
Sus productos han sido sonados por acordeoneros reconocidos como: Israel Romero, Emilianito Zuleta, Ronald Urbina, Marco Bedoya, entre otros.
Además suenan en países como Australia, Alemania, Perú, México, Estados Unidos, Panamá, entre otros. Las personas que llegan de extranjero lo buscan para realizar este tipo de instrumentos que por ahora no han sido exportados, pero se piensa en esta actividad en un futuro.
Por Merlin Duarte García/El Pilón
merlin.duarte@elpilon.com.co