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El Estado es uno de varios motores de una sociedad

El profesor de la universidad Eafit, de Medellín, Santiago Londoño Uribe, nos dice en columna que publicamos este fin de semana llamada ‘Cambié de opinión sobre el Estado’ que: El debate público, lo que queda de él, se mueve cada vez más hacia los extremos sin tratar de entender al otro, su historia y su contexto; se habla duro y con contundencia contra los “otros” para reafirmar posiciones, ganar “likes” o sumar votos de los “nuestros”. En esa vía plantea la discusión de qué tan determinante es el Estado, después de haber sido  concejal y secretario de gobierno Antioquia, entre otros.

“Durante buena parte de mi vida adulta me he dedicado a estudiar, a entender y a trabajar en el Estado. Lo he hecho desde la universidad, desde la rama judicial, desde las corporaciones de elección popular y, finalmente, desde el ejecutivo.  Me interesó siempre comprender y desarrollar las facultades, competencias y poderes de lo público para intervenir y transformar la sociedad. En el camino he obtenido logros emocionantes, cientos de aprendizajes, pero también he cometido errores e injusticias y he tenido desilusiones. (…)  confirmé que el Estado es, bajo ciertas condiciones, un vehículo eficaz para  mejorar  la situación de millones de ciudadanos, para la administración de justicia y para construir condiciones de seguridad y convivencia. No obstante lo anterior, (…) sobredimensioné al ente público e ignoré o minimicé la participación y responsabilidad de otros sectores en la construcción de las sociedades y en la solución de sus problemas fundamentales”.

“Hoy pienso que la fortaleza de una sociedad no reside única ni principalmente en el Estado que tenga o en la clarividencia y competencia de sus gobernantes, sino en la capacidad de construir relaciones proactivas, respetuosas, colaborativas y estratégicas entre sectores público, privado, social y académico. El Estado puede ser un movilizador, un detonador y un aliado estratégico, pero no puede ser ni el único ni el principal responsable de la dirección y el impulso que tome una sociedad. De una parte, es limitado pensar que un Estado pueda en todo momento y en cualquier tema representar sociedades tan plurales, diversas y complejas como en las que vivimos”

Sin embargo, dice Londoño, que no se debe renunciar a tener buenos gobernantes. Pero “el poder de una sociedad y su posibilidad de avanzar, y ahí está mi cambio de opinión, no está en ningún actor sino en el tejido de relaciones, comunicación, acuerdos y colaboración que se logre entre el abanico de actores que la habitan. El Estado no es solo uno y no es homogéneo ni estable ni necesariamente representativo”.

Hoy me dedico a intentar entender cómo se construye confianza entre los diferentes sectores de la sociedad; a poner en movimiento procesos para romper estereotipos y paradigmas y a lograr tejidos que nos atraviesen y nos conecten”.

Hoy dirige ‘Tejidos Territoriales’, una iniciativa de la Eafit y Proantioquia que pone a dialogar en barrios y comunas a líderes, empresarios, organizaciones,  “tejer es unir hilos que así se vuelven resistentes y arropan”. Un paso más allá del que llama modelo Medellín: la exitosa alianza Universidad – Empresa –  Estado. 

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