BITÁCORA
Por: Oscar Ariza Daza
Yo que he sido proclive a jugar con los nombres de las personas cuando no me gustan, me ha tocado aguantar la burla de quienes se mofan del nombre de alguno de los míos. Por fuerza mayor he tenido que acostumbrarme a algunos que por aquello de que, uno no escoge a la familia donde nace, tampoco puede hacer supresión de nombres.
En una charla sobre nombres fuertes feos, alguien me dijo que un nombre que jamás pondría a un hijo es el de Absalón, pues sonaba a cuarto grande. Tuve que reír a la manera de los que con el rostro se acusan, puesto que en mi familia paterna es un nombre que lleva tres generaciones Absalón abuelo, Absalón tío y Absalón primo; razones suficientes para quedarme callado, con el compromiso de buscar su origen y significado, para en una reunión futura poder argumentar a mi amigo criticón las ventajas de tener un calificativo que aunque a mí tampoco me gusta, su defensa se volvía un reto de dignidad familiar.
Después de una investigación exhaustiva, encontré que Absalón es un nombre de origen hebreo que significaba padre y señor de la paz; suficiente ilustración para combatir a mi amigo, desconociendo que mi contendor tenía herramientas conceptuales e históricas más fuertes que las mías.
Contra mi presumido argumento, me mostró cómo Absalón, el tercer hijo del rey David, había dañado el título profético de su nombre, pues todo lo que hizo fue producir guerras intestinas en el reino de Israel. Tanto es así, me dijo, que hoy en el mundo espiritual se habla del espíritu de Absalón como esa fuerza que apela al fingimiento y falso amor para hacer daño, como un espíritu lisonjero, que suele caer en gracia a muchos hasta que consigue entrar y posesionarse fingiendo querer ayudar a los demás como nadie más lo pudiera hacer; el espíritu de Absalón es paciente, y sabe esperar la oportunidad para entrar en las personas, instituciones, hogar y relaciones de pareja, para mostrarse como alguien suave hasta que consigue separar o dañar la armonía.
Yo que con tanto fervor me había preparado para una guerra argumentativa en la que salieran bien librados mis ancestros, terminé aplastado por todo el testimonio y la cátedra bíblica que me habían dado desde el libro de segunda de Samuel capítulo quince.
Lo cierto es que hoy la metáfora del espíritu de Absalón se hace tan real que es necesario tener el discernimiento para detectar su presencia incluso en aquellos que no tienen su nombre, pero sí su actitud. Ciertamente el espíritu de Absalón se encuentra operando en muchos lugares y contextos como: instituciones públicas y privadas, familia, matrimonio, noviazgo, iglesia, trabajo y hasta campañas políticas. Su objetivo final es destruir la autoridad establecida, producir división, contiendas y deslealtad.
Tan necesario conocer las características del espíritu de Absalón para detectarlo y controlarlo cuando intente meterse en nuestras vidas, pues aunque hoy se llamen de otra manera, de que los hay los hay por doquier, mostrándose como los buenos, comprensivos, amorosos, excelentes consejeros, hasta cuando hacen de las suyas sin que puedan ya detenerlos. Absalón que era uno de los hombres más hermosos en el reino de Israel, como persona era abyecto, cobarde y asesino, era controlador, manipulador, dominante; frío y calculador, implacable, lisonjero, mentiroso y traidor, conspiró contra su padre, el rey David, para matarlo por lo que tuvo una muerte prematura como castigo.
Es posible que alguien llegue a nuestro trabajo, o relación con supuestas piadosas intenciones, proponiendo ayuda y buenos consejos, pero por debajo con otros planes, igual que Absalón, quien para conseguir lo que quería fue capaz de engañar, seducir, mentir y conspirar.
Los políticos en estos días, ávidos de ayuda deberían tener cuidado, pues a las campañas llegan a último momento personas camaleónicas a colaborar, igual que lo hacen otras en otros contextos, quienes aprovechándose de las crisis en las relaciones interpersonales, sentimentales o de los problemas institucionales, se ganan la confianza y el amor para dividir y quedar como dueños absolutos de todo. Tengamos cuidado con esto; hay que orar y entrar en intimidad con Dios para poder rechazar el espíritu de Absalón.
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