El 11 de junio de 1992, el corazón de Rafael Orozco se detuvo. Aquella nefasta y trágica noche, el mundo del folclor vallenato lloró a quien sería uno de los más grandes representantes de la música insignia de la región.
30 años después de su muerte, el dolor y la nostalgia siguen presentes en Clara Cabello, esposa del artista de música vallenata, a quien también la muerte la sorprendió, pues así como el corazón de su esposo dejó de latir: el de ella quedó paralizado en el tiempo.
Con un suspiro profundo, voz nostálgica y entrecortada, el amor de la vida de Rafael Orozco, Clara Cabello, inicia una entrevista con el diario EL PILÓN que deja entrever el infinito amor que siente por ‘Rafa’ y cuánto lo extraña. “Lo único que pasa es el tiempo, siguen los recuerdos vivos, se sigue extrañando al ser humano, al papá, al compañero de toda la vida (…) es como si el tiempo no pasara”.
Reconoce además que a pesar del tiempo, aún llora como si fuera el primer día a quien considera fue el amor de su vida. “Lo lloro siempre y ahora más (…) Me siento muy triste porque es el primer año que no voy a estar allá en Barranquilla visitándolo por inconvenientes de última hora. Siempre oramos mucho, hacemos misa, acompañamos a sus seguidores y estamos atentos a todas las personas que se nos acercan. Todos los días del mundo lo recordamos”.
Con un entrañable amor recuerda a su esposo como un ser humano con defectos, pero también con las mayores virtudes, un papá y esposo amoroso para quien lo primordial era su familia; su esposa, sus hijas y la tranquilidad de su hogar.
“Rafa era un ser humano como todos porque todos tenemos defectos, pero como hermano, como hijo, como papá, era un ser especial; siempre tenía un amor inmenso para sus hijas (…) siempre estuvo muy pendiente de ellas. Como esposo le gustaba mucho su casa, era un compañero excepcional, alegre”, subrayó.
Durante la entrevista con llanto y tristeza, Cabello expresa que no le gusta recordar aquel fatídico día, que se queda con los mejores recuerdos como también lo hacen sus hijas.
Con muchas anécdotas en su corazón, la esposa del ídolo vallenato se conmueve y en compañía de su pequeña nieta manifiesta que después de tanto tiempo ella “se convirtió en una bendición inmensa (…) una alegría que después de tantos años Dios me ha regalado. Extrañamos que su abuelito no esté con ella”.
La musa de Rafael Orozco reconoce que no hay día que no escuche sus canciones. Los seguidores del cantante vallenato le expresan la admiración y el respeto que sintieron por su ídolo vallenato. “Siempre la gente está pendiente de mandarnos recuerdos, los niños ahora están tan enamorados de la música del. Lo escuchamos mucho”.
Ya llega la mujer que
yo más quiero
por la que me desespero
y hasta pierdo la cabeza.
Clara!!!
En este verso de ‘La creciente’ quedó inmortalizada Clara, quien asegura que hay muchas canciones especiales que materializan el amor que se sentían el uno al otro y que dignifican lo especial que es en la vida el recuerdo de su querido y amado esposo.
“Hay muchas canciones bonitas pero siempre hay un comienzo, aparte de la canción que me hizo ‘Solo para ti’, está ‘La creciente’ que fue el comienzo del y fue la canción donde todo el mundo se dio cuenta de los amores escondidos de nosotros. Cada LP tiene mis canciones favoritas”, expresó Cabello.
Escuchar a la musa del ídolo vallenato conmueve y refleja el amor que sentía ella por su esposo. “Lo que se ama no se olvida: para mí el amor es lo más lindo, el amor es algo hermoso, es una decisión de amar, de vivir, sentirlo, es algo maravilloso”.
Si tuviera la oportunidad de verlo nuevamente no dudaría en correr a sus brazos y expresarle lo mucho que lo extraña. “Correría a abrazarlo, a tirármele en los brazos. Él es el amor de mi vida; mi amor. Lo extrañamos mucho”.
Con una pausa larga que deja entrever la nostalgia que representa afrontar una pérdida tan grande, Clara Cabello envía un mensaje para todas las personas que han pasado por lo mismo. “Son momentos muy difíciles, sobre todo los primeros años son muy difíciles pero hay que aferrarse a Dios y pedirle que nos dé fortaleza. Hay que vivir agradecidos con Dios, él nos da la fuerza para seguir adelante”.
Por Melissa Valle