Por: Luis Napoleón de Armas P
“Por eso les hablo en parábolas porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden” Mateo 13:13
Para quienes tengan al menos 30 años deberán recordar la lucha libre, un deporte tosco pero acompañado de trampas, en el cual los protagonistas se enfrentaban en una lucha aparentemente tenaz pero con muchas payasadas. Por lo general tenían un nombre de lucha que denotara fortaleza, así que no se les conocía la verdadera identidad; v.gr: el Enmascarado de Plata, el Tigre u otros de impacto escénico. Uno cuando muchacho, salía del evento convencido de la fortaleza y eficacia de estos comediantes. Así es en la política; aquí todos se enmascaran; por ej, Germán Vargas podría llamarse el “Tigre de Venezuela”, a Noemí podría ser la “Leona de Aburrá”, Pardo sería, el “Llanero Solitario”, , a Petro le cabría “Catilina de Colombia”, Mockus para luchador no sirve y a Juan Manuel podría ser “Santos, el Enmascarado de Plata”; es el que mejor oculta su rostro; no se lo pudieron quitar ni con chuzadas, ni con falsos golpes; siempre se iba al otro extremo del ring y se aseguraba de que el árbitro estuviera de su lado; a veces le propinaban duros golpes y detenían la lucha porque muchas familias accionaban su llanto al ver que si “Enmascarado de Plata” perdía, la taquilla no alcanzaría para pagarles. Mas, todo es ilusión; en el perifoneo de la función les habían informado mal o no entendieron bien, o no oyeron, como dice el evangelio de Mateo. Y que también se puede inferir lo mismo en otros pasajes de la biblia, v.gr.: “por tanto ruego al tan bien aventurado San Miguel Arcángel, a la siempre Virgen María, a todos los santos…” y la gente pecó.
Lo mismo decía el humorista uruguayo, César Castro, cuando decía: “se le dijo, se le advirtió, se le aconsejó…,pero, se pasó el consejo por la faja”. A mí también me ha pasado; me he cansado de decirle a la gente que cuando vaya a hablar con una persona, asegúrese que no tenga máscaras, ni alias, porque, seguro, le van a jugar sucio como en la lucha libre. Claro, yo no escribo para todo el mundo porque no me entienden, ni me oyen; escribo para los que yo supongo son los no alineados, los estratos 4 y 5; los tres primeros estratos, 1,2 y 3 no leen periódicos y cuando se encuentran uno en una oficina, buscan las sociales si son mujeres o los deportes si son hombres. Los del estrato seis, como están muy alineados, no necesitan leerme. Esto es desconcertante. Y no solo me pasa a mí. Antonio Caballero, uno de los columnistas más leídos de Colombia, hombre de familias muy influyentes, fue consultado sobre el impacto de sus escritos en la política colombiana y respondió: “Son 20 años escribiendo y denunciando hechos de corrupción y nada se ha movido en esta dirección; estoy desilusionado”- añadió.
Qué difícil es sacar a flote la verdad, esta tiene mucha densidad y termina en el fondo del mar, muchas veces. Pero la verdad es como un corcho amarrada a un plomo y cuando este logra soltarse, el corcho sale a flote. Tal es el caso del Almirante Arango Bacci a quien Santos, según parece, trató de hundir; lo salvó la Corte Suprema. De ahí la importancia de la independencia de los poderes que este gobierno ha tratado de eliminar desde el micrófono oficial.
Con la venia del colega Atuesta Mindiola, ahí les va mi parodia.
Mi nombre completo es Juan Manuel,
me llaman el falso positivo,
será porque no me quieren creer
que yo he sido un hombre inofensivo.
napoleondearmas@hotmail.com