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El emprendimiento que nace de las adversidades

Fabio Herrera asegura que aunque la idea inicial fue de la Alcaldía de Codazzi, las ganas y el empeño han sido el motor para hacer del sueño Sacha Inchi una realidad

Fabio Herrera es un codacense que asegura haber dedicado toda su vida al campo, lo que le ha permitido sustentar a su familia, aunque reprocha el olvido en el que el Gobierno central les mantiene sumergidos.

La tierra que trabaja y a la que tanto le agradece está ubicada en la vereda La Trementina, en la serranía de Perijá, donde se ha dedicado a los cultivos de pancoger y la actividad cafetera, esta última, desarrollada en medio de una crisis con génesis en el cambio climático que ha entorpecido la producción del grano, según indica el mismo Fabio.

“El calentamiento de las tierras ha reducido la cantidad de café que producimos, por eso empezamos a buscar nuevas maneras de sustentarnos a través de la tierra”.

Pero lo que Fabio percibió como el ocaso del café, se convirtió en una gran oportunidad de negocio: la fabricación de chocolate, pan y aceite a base de Sacha Inchi: “El único maní que contiene omega 3, 6 y 9”, según asegura.

“En 2016, el alcalde Luis Peñalosa convocó a los campesinos de la región para proponernos un proyecto productivo cuya base estaba en una semilla llamada Sacha Inchi”, rememora este productor del campo; “de esa convocatoria surgió Aprosanchi, una asociación de campesinos cultivadores de la semilla también conocida como Inchi, sacha maní, maní del Inca o maní jíbaro”, una planta semileñosa y perenne, de la familia de las euforbiáceas, originaria de la amazonía peruana.

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“Aunque la convocatoria de la Alcaldía no avanzó suficientemente –dice Fabio Herrera- quisimos avanzar, y me puse en contacto con varias personas, hasta que conseguí quien me proveyera de un kilo de semilla de Sacha Inchi”.

Aceite, harina para panadería y chocolate

Tras un proceso artesanal, obligado por la carencia de maquinaria especial para la labor, Fabio obtiene lo necesario para producir chocolate, pan y aceite, que comercializa a algunos clientes fidelizados a pulso tras construir una marca de gran credibilidad.

“Los vendemos acá mismo, no tenemos clientes fijos que nos hagan pedidos, porque no hemos podido avanzar con los cultivos para hacer un lanzamiento del producto; se necesita más producción, que se vinculen más campesinos para poderles comprar. Yo empecé y les he dado semillas a otros para que empiecen también a cultivar”, cuenta Fabio y destaca que ya son 13 las hectáreas que producen la semilla.

Fabio dice trabajar con las uñas, y sus palabras no son una metáfora. Mientras la máquina especializada podría procesar una tonelada de Sacha Inchi en un solo día, con sus manos Fabio Herrera produce diez kilos.

Asegura este pionero que la Sacha Inchi requiere menos esfuerzo que el café, pues se recoge seca, y solo queda pelar, extraer la semilla y decidir qué hacer con ella.

Para harina y café, la tuesta en calderos puestos en una estufa convencional, añadiendo al café panela molida y miel para endulzarla naturalmente; para aceite, la materia prima es pasada por una prensa.

La microempresa de Fabio cuenta con 4 empleados, todos de su núcleo familiar, pues “es un negocio de familia”, arguye.

Mientras se bandea en medio de todas las dificultades, mantiene sus esperanzas puestas en un rumor que le retumba en la cabeza: “No estoy seguro, pero me dijeron que una empresa de razón social Sacha Colombia, la más avanzada en el país, tiene una extractora de aceite móvil que pasean en un vehículo en el que extraen el aceite. La empresa tienen un convenio con Tailandia, donde venden a 42 dólares el litro de aceite de Sacha Inchi, mientras en Colombia la misma cantidad del producto no cuesta más de 20 mil pesos”

Murgas Ecoturismo, otra salida a la crisis cafetera

Al igual que Fabio, Hermes Murgas también es codacense, también es cafetero y también es emprendedor.

Sin embargo, su apuesta va en otra dirección: el ecoturismo.
“Cuando yo hablaba de este sueño, mis amigos me decían loco”, narra Hermes, como muchos emprendedores al iniciar sus relatos de éxito.

A 1.270 metros de altura, en la vereda El Guamal, kilómetro 19 vía al Batallón de Alta Montaña, enclavado en La Serranía de Perijá, se halla un paraje esculpido por la suave brisa de se cuela entre las montañas, y las manos del hombre que han elaborado un sitio para escapar del ruido del cemento.

Murgas Ecoturismo es la empresa ideada por Hermes Murgas, quien ofrece hospedaje en ecocabañas, senderismo, paisajismo, cabalgatas, recorridos campestres, restaurante, piscina, y otros servicios, con la finalidad primera de convertir la serranía de Perijá en la ‘Ventana Ecológica del Mundo’.

Aunque en el 2013, el Guamal era considerada zona roja por el conflicto intenso que se vivía allí, un proceso de saneamiento de la situación socio política del país y la pavimentación de 36 kilómetros de vías, dieron a Hermes luces de que emprender siempre es posible, por improbable que parezca.

“A parte del paisajismo y el senderismo hay unas piscinas naturales muy cercanas; aquí también podemos encontrar ‘La insignia cafetera del caribe’ y ‘La reina del café’ , dos esculturas simbólicas hechas a mano por mí con la ayuda de un amigo”, indica.

Hermes se describe a sí mismo como un soñador y por eso quiere hacer de la zona “el Eje Cafetero del Caribe colombiano”, y eliminar el estigma otorgado en época de guerra.

Esta microempresa familiar inició con la atención de Hermes, su esposa y sus hijos. Hoy, aunque sigue contando con la atención y amabilidad de sus gestores, hay tres empleados más, dispuestos a atender a los visitantes.

Tanto Fabio Herrera, Como Hermes son ejemplo que el emprendimiento es una semilla que crece y florece en los terrenos más áridos; todo es cuestión se pensar, atreverse y hacerlo.

Tanto Aprosanchi como Murgas Ecoturismo son un ejemplo de que en Codazzi, el emprendimiento ya florece.

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