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El embajador de la India

El pasado lunes festivo me divertí mucho al sintonizar Señal Colombia en la tarde. Eran las 3 PM y empezaba la película de Focine denominada  ‘El Embajador de la India’. Estaba trabajando y organizando cositas y pude hacer todo esto mientras veía esta comedia. Ambientada en Neiva, en diciembre de 1962, esta película de 1982 y dirigida por el gran Mario Ribero y protagonizada por Hugo Gómez, narraba jocosamente hechos reales sucedidos en la capital del Huila cuando Jaime Flórez -realmente llamado Jaime Torres Holguín-, llega a Neiva y usando un acento extranjero lleva a que 2 ingenuos y necesitados hombres le pongan conversación y terminen diciendo que él era el embajador de la India.

Para ese entonces ni siquiera había embajada de la India en Colombia, pero al parecer nadie validó esa información. Siempre hemos adulado a los extranjeros -cosa que no está mal mientras ello se mantenga dentro de unas justas proporciones- y por eso mismo se desarrollan una serie de eventos increíbles. Sin embargo y fuera de chiste, me fue sencillo comparar al personaje descrito en la película con el presidente Petro. Veamos…

Jaime Flórez era un mentiroso compulsivo que había dejado el seminario poco tiempo atrás. Sabía algo de idiomas y de cultura general, insumos clave para alimentar su curiosa patraña. Petro no sabe inglés y termina siendo un inútil igual a Flórez. También miente cuando afirma ser jefe del fiscal general, cuando en campaña dice sin sonrojarse que pasados 4 meses de su gobierno el ELN habrá dejado las armas, miente compulsivamente. Miente cuando informa al mundo que los 4 niños perdidos en la selva han sido rescatados. Además, en una escena se ve llegar a Flórez borracho al hotel, lo creían secuestrado, cuando había estado de juerga y tomando trago. Igual lo vemos en Petro. Dicen que bebe licor sin parar, por eso no madruga y llega tarde a las citas oficiales, si es que llega. 

Flórez era un impostor que, aunque nunca afirmó ser el embajador de la India -razón por la que no pudo ser judicializado- se aprovechó de la ingenuidad de la élite opita de la época para disfrutar de varios días de hospedaje en el mejor hotel, de agasajos y homenajes hasta que su tramoya se derrumbó. Petro llegó al poder y rápidamente vimos que es también un impostor. Se aprovechó del concepto de cambio para desgastarlo, pero especialmente para desprestigiarlo y casi 10 meses después vemos cómo muchos de sus votantes, decepcionados, manifiestan abiertamente haberse equivocado. La violencia está descontrolada, el país inundado en coca y en las calles el caos es total.

En otra escena se ve al supuesto embajador recostado en su suite y un hombre de color lo refresca echándole viento con un puñado de plumas de pavo real. Así se atienden Petro y los miembros de su gobierno, así se atiende a Francia que viaja al exterior con comitivas enormes y que cuestan millonadas, la misma que se transporta en helicóptero por el país; así se atiende a Verónica Alcocer en sus inexplicables visitas a otras naciones. Aquello que Petro tanto combatió cuando era líder de la oposición colombiana, no sólo lo repite, sino que lo ha aumentado exponencialmente.

Los discursos de Petro hacen recordar a los de Cantinflas en sus películas, exceptuando obviamente aquel famoso de ‘Su Excelencia’. Dice cosas absurdas, pretende destruir aquellas cosas buenas que otros construyeron antes. Despide y maltrata a sus subalternos con desprecio, defiende al hampa, a la mafia, a las bacrim, a todos los que aportaron a su campaña presidencial. 

‘El Embajador de la India’ es muy similar a la película que estamos viendo en vivo y en directo: El Presidente de Colombia. La primera es una comedia que causa carcajadas, la segunda, causa horror y genera desesperanza.

Petro manifestó durante 30 años que tenía las soluciones para todo y ahora su gobierno se hunde como el Titanic. Sin duda es un inepto.

Mientras tanto, ¿qué ha pasado con Nicolás Petro? ¿El caos en el que vivimos será suficiente para que las noticias desvíen nuestra atención de este escándalo que no tiene antecedentes? 

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Jorge Eduardo Ávila: