El proceso que dejó el expresidente Santos con el ELN está prácticamente roto, Duque no envió delegados a La Habana y fijó inamovibles, en el tema del secuestro, que no acepta el movimiento insurgente.
Lo que está permitiendo que la guerra escale con atenuantes que pueden revivir el conflicto en sus peores épocas. Los diálogos con este grupo siempre han sido complicados por su naturaleza, no tienen unidad de mando clara, hay más delincuentes y narcos que ideólogos y políticos, su ideología es más extremista que la de las Farc y buscan reivindicaciones, imposibles en el mundo real, pero tienen varios factores que los hacen más poderosos y peligrosos: el apoyo que están recibiendo de Venezuela y su gobierno que los tienen como fuerza irregular de choque para solucionar temas de minería ilegal y cultivos de coca en la frontera, lo que genera recursos para la guerra; el reciclaje de personal de las Farc, inconforme con la implementación del proceso de La Habana; la falta de oportunidades de los venezolanos que han llegado al país de manera masiva, permite que ingresen a sus filas a fortalecer su tropa y la dualidad del Gobierno Duque, no sabe qué política aplicar, si la mano dura de la seguridad democrática de Uribe o la mano tendida de paz de Santos, Duque está en un limbo, no dialoga, pero tampoco hace presión militar para generar resultados, un gobierno que no tiene una estrategia militar definida, ni un liderazgo claro y, de ñapa, un ministro de Defensa cada vez más desdibujado sin voz de mando en la tropa.
Mientras tanto, vuelve el terror a muchas zonas, lo que ocurrió en el sur del Cesar es revivir la época del miedo por los retenes ilegales, disparos a caravanas de vehículos, voladura puentes, además, los secuestros en el Catatumbo y Choco, la toma de poblaciones en Cauca y Nariño y la voladura al oleoducto Caño Limón-Coveñas, generan gran afectación al medio ambiente y demuestran que el ELN está vigente y con mucho poder de destrucción.
Ojalá el Presidente Duque deje, de una vez por todas, las evasivas con el ELN y defina una posición, porque con estos vaivenes solo genera incertidumbre en un pueblo hastiado por la guerra.
Para ser sinceros, el tema de volver a la seguridad democrática, por más que quieran las voces extremistas, está bastante desgastado, esto se resuelve es con el diálogo, ni el ejército acaba al ELN, ni el ELN acaba al Ejército, ya quedó demostrado con las Farc.
Pero cada minuto cuenta, se pierden vidas y no para el desangre, además, se afecta la economía del país que quiere renacer en turismo, desarrollo agrícola y oportunidades de empleo. El objetivo es plantear diálogos sinceros y abiertos, con veedurías internacionales, es importante que el ELN entienda que tiene que ceder en sus pretensiones, de lo contrario, con el insumo del narcotráfico, se condenarán y nos condenarán a otros 50 años de sangre, muerte y dolor. @JACOBOSOLANOC
Por Jacobo Solano C.*