Entre Otras Cosas…
Por: Dario Arregoces
Con la venia de mi maestro, el médico y columnista José Romero Churio, hoy quiero romper con uno de los grandes mitos de la sociedad occidental moderna, que rinde culto a la belleza física, a los cuerpos esbeltos y sanos, a las medidas perfectas y al ejercicio como forma de obtener el cuerpo ideal. Ciertamente el ejercicio físico habitual, ayuda mucho a la circulación sanguínea minimizando el riesgo de cardiopatías, tonifica los músculos, retarda la aparición de enfermedades como la osteoporosis, previene enfermedades que deterioran la capacidad cognoscitiva como el temible Alzheimer, es además un formidable antidepresivo, entre otras maravillas. Lo que no es cierto, pues hasta ahora no se ha logrado comprobar científicamente, es que exista una relación causa-efecto directa entre hacer ejercicio y bajar de peso.
El mito creado en torno a este tema, ha sido tal, que se han enfrentado varios especialistas con tesis y argumentos que los sitúan en orillas contrarias. Empero, sin desconocer los beneficios de la actividad física habitual, se maximizan otros factores tales como la dieta alimenticia, la cual debe ser balanceada, el bajo contenido de alcohol, evitar trasnochos, baja ingesta de glucosa y sobre todo el no fumar.
Es así como personas que en apariencia son saludables y de complexión delgada, almacenan en su organismo altos volúmenes de grasa y viceversa, individuos de constitución gruesa, se mantienen en niveles aceptables de grasa y volumen corporal. De allí que ahora se hable de “gordo por fuera y flaco por dentro”.
La prestigiosa revista Obesity, dice que el 25% de las personas de apariencia delgada podrían ser realmente gordas por dentro, pues los delgados pueden acumular más grasas que los obesos y concluye con la siguiente sentencia: El peso corporal ya no es determinante, sino el volumen de grasa acumulada, es lo verdaderamente importante. No obstante, no queda revaluado aún, el Índice de Masa Corporal (IMC), que establece la relación peso talla de un individuo y determina infra- peso, sobrepeso y obesidad, pero es necesario complementarlo con el volumen de grasa HDL(colesterol bueno) y el LDL (colesterol malo) y los triglicéridos de cada individuo.
Otro factor a tener en cuenta es el genético, pues por herencia existe la predisposición a ser delgado o gordo. Los genes determinan el tipo de metabolismo de cada persona. De allí que ser gordo no significa necesariamente, estar en riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares, ni ser delgado garantiza en un 100% una vida saludable, pues otros factores como los hábitos alimenticios, el fumar y el sedentarismo pueden hacer la diferencia.
El ejercicio físico habitual, puede ser todo lo beneficioso que usted quiera, pero no le ayudará a bajar de peso, de tal suerte que si usted se había prometido iniciar el nuevo año haciendo una rutina diaria de ejercicio, o piensa asistir con frecuencia al gimnasio para bajar de peso, solo logrará decepcionarse, pues nadie podrá garantizarle el resultado deseado. No obstante, si lo que desea es estar saludable, evitar cardiopatías, mejorar la circulación cerebrovascular etc. El habitual ejercicio físico moderado,con un estricto seguimiento médico, le ayudará y mucho, pues como dice el viejo y conocido refrán “El que nace pa’ pipón, ni aunque lo fajen chiquito”
NOTA DE CIERRE:Deseo a mis amables lectores una feliz Navidad y un próspero Año Nuevo. Esta columna reaparecerá en el mes de Enero de 2013.
darioarregoces@hotmail.com