Por Alfredo Jones Sánchez.
En medio del crecimiento urbano que vive Valledupar, la reciente inauguración del ecoparque en el Balneario Hurtado representa no solo un oasis de recreación, sino también un recordatorio vital sobre la necesidad de mirar de frente a nuestro río Guatapuri, de cuidar y preservar estos espacios como comunidad.
El ecoparque, con sus 700 metros lineales de esplendor a orillas del río Guatapurí, es mucho más que un simple área de entretenimiento; es un pequeño ecosistema dentro de la ciudad que requiere nuestro compromiso para mantener su vitalidad.
La iniciativa de la Alcaldía de Valledupar no solo transforma un espacio antes marcado por la inseguridad y la drogadicción en un lugar de encuentro seguro y familiar, sino que resalta la importancia de pensar en colectivo cuando se trata de nuestros entornos naturales. El río Guatapurí, un tesoro local, merece ser preservado y disfrutado por generaciones futuras, y el ecoparque es un paso significativo en esa dirección.
Es esencial reconocer que estos parques no son propiedad exclusiva de unos pocos, sino un patrimonio compartido que nos pertenece a todos. Por lo tanto, es responsabilidad de cada residente considerar el buen uso de estos espacios públicos. No se trata solo de disfrutar de las instalaciones, sino de contribuir activamente a su preservación.
Hace poco lo visité, su organización y su hermosura es de reconocer, el llamado a cuidar los parques y zonas de esparcimiento de la ciudad es más que una sugerencia; es una imperativa responsabilidad que todos compartimos. La conservación de estos entornos no solo contribuye al bienestar general, sino que también fomenta un sentido de pertenencia y orgullo cívico.
Un parque bien cuidado es el testimonio de una comunidad comprometida y consciente de la importancia de la sostenibilidad ambiental.
En este sentido, la inversión de 12 mil millones de pesos en la construcción del ecoparque es una inversión en el futuro de Valledupar. Sin embargo, el valor real de este proyecto radica en el compromiso continuo de la comunidad para mantenerlo en óptimas condiciones.
Durante las festividades, con la adición de un moderno alumbrado navideño, se nos brinda la oportunidad de celebrar no solo la temporada, sino también el esfuerzo colectivo para preservar estos espacios.
El ecoparque y parques urbanos no son simples lujos, sino esenciales para la calidad de vida de una ciudad. Cuidarlos no solo es un deber cívico, sino una inversión en nuestro propio bienestar y el de las generaciones venideras. Así que, hagamos un llamado a la reflexión y a la acción comunitaria:
¡Los parques nos pertenecen a todos, y es responsabilidad de todos mantenerlos cuidados y presentables!