Por José Manuel Aponte Martínez
Va cortico “como los versos de Emilianito”, porque tengo flojera y la verdad que lo hago por la responsabilidad que me he impuesto de escribir algo cada 8 días, aunque no sepa lo que escribo ni lo que hago, pero lo hago más que todo, con sacrificio, para deleitar a algunos loquitos como Juancho Calderón Brugés, que solamente compran El Pilón los viernes para leer a Jose Aponte, cosa que me agrada, me enorgullece y me pone inflao como el buche de un pavo o el de un palomo casero cuando arremeten con todos los hierros a conquistar a la hembra, pues ellas, como las mujeres no resisten una serenata y al cabo ratico están derretidas y tendidas a disposición de sus pretendientes.
Voy a ser cortico, porque corto doblemente sabroso y hoy trataré sobre el Santo Ecce Homo, que anoche en sueño me dijo que está enjoscao, tiene ira, rabia, está guapo, bravo por el trato indigno que le han dado a su imagen que está arrumá y descuartiza y creía que Freddy con lo católico que aparenta ser cuando lo veía todos los días en la Iglesia en unión de Orlando Dangond comulgar y dar la Santa Ostia y asistir en la misa al sacerdote acomodándole el abanico para que se refresque, lo iba a tratar mejor y no como lo hicieron otros “Aleluyas” que impusieron su ley y lo abandonaron a sol y agua con un brazo por allá y un pie por acá, la cabeza en un hueco y el pecho en otro.
Freddy por Dios, acelera para ver si a nuestro Patrono le pasa el disgusto y se convierte en nuestro Santo Protector, para que en esta, tu ciudad, vuelva a reinar la seguridad y además vuelva a llover en abundancia, pues él me dijo que íbamos a llevar del bulto sí su imagen rápidamente no resplandecía como el Cristo de Río de Janeiro o el de Cali y que sí no lo dejabas bello y cómodamente instalado te iba a fregar.
Esto de cortico es fácil, pero difícil, porque entonces no se dice nada y algo tengo que decir y lo voy a hacer: la tal Zona de Reserva Forestal donde está el Monumento al Ecce Homo, no es otra cosa que unos aragañatales en un cerro inhóspito lleno de piedras y lajas, delimitado por una ley ya casi centenaria que hay que modificar y actualizar y eso le compete a nuestros Parlamentarios, que hace rato están en mora de tomar la iniciativa, al igual que los Concejales con el POT, pues esos dos temitas nos tienen jodidos.
Carajo, se acabó el espacio y no dije nada, pero yo creo que he dicho algo, ¿ciertoDoctor Murgas? (Toño).
La vez pasada me recortaron, hoy creo que no: Alcalde, acelere el ritmo y aligere las obras en el Parque Los Cortijos, donde ya hay escepticismo, pues si el billete está oyendo el cuento, no hay razón para que Amoblamiento Urbano actúe en la forma paquidérmica que lo está haciendo.
Mire lo que dice la extraordinaria y bella editorialista Tatiana Cabello en El Heraldo del miércoles. Ahora sí se acabó el espacio y ya estaba calentándome. Chao.