En estos precisos momentos en los que Colombia y sus regiones se mantienen expectantes frente a las políticas y grandes decisiones del nuevo Gobierno nacional que inició el pasado domingo, temas que ameritan muchos análisis detenidos y serenos, esta casa editora hace un paréntesis para abordar un aspecto no menos importante para esta región: el folclor vallenato y sus protagonistas.
En el municipio de Villanueva, La Guajira, acaba de ser sepultada Ana Antonia Ospino, madre de una de las más grandes familias de la música vallenata. ‘La vieja Nuñe’, como era conocida, falleció en un trágico accidente vehicular la noche del pasado viernes.
Estos actos fúnebres fueron todo un acontecimiento regional debido a que se trata de la matrona de la familia Romero Ospino, gran dinastía de la música vallenata integrada por Israel Romero, excelente acordeonero y fundador de la agrupación de El Binomio de Oro; Rosendo Romero, reconocido compositor y distinguido como ‘el poeta de Villanueva’, además de otros muy buenos músicos de ese clan familiar.
Pero la tristeza no solo embarga a los Romero, junto a ellos también comparten el pesar y el mismo dolor los miembros de otra dinastía musical: Los Zuleta Díaz, familia musical que le ha hecho grandes aportes al folclor vallenato, y que aún sigue vigente y representando a este género musical en distintas esferas.
“La familia Romero y la familia Zuleta somos una sola porque fuimos nacidos y criados en el mismo pueblo, en la misma calle, nos dividían dos casas, compartimos mucho en este glorioso pueblo”, palabras del maestro ‘Poncho’ Zuleta que resumen la unidad de estas dos familias musicales.
Al margen de la buena convivencia y familiaridad de estas dos grandes castas musicales, con la triste partida de ‘La Nuñe’ queda demostrado una vez más como la música vallenata se ha constituido en un mundo cultural único en Colombia, cuyos talentos, dones y magias han hecho del Cesar y La Guajira, pero además del todo el Caribe colombiano, un territorio con sello propio que ha trascendido más allá de lo estrictamente musical.
Ver allí juntos, en la plaza de Villanueva, a tantos artistas famosos de la música vallenata, de diferentes épocas, y de distintas partes de la Costa Caribe, todos compartiendo ese sentimiento de solidaridad, es la más clara muestra de cómo este género musical ha sido ese permanente factor de unión regional, ha sido ese folclor vallenato el que ha hecho que nuestros pueblos no pasen desapercibidos frente a cualquier coyuntura en la que estén en juegos sus intereses comunes.
¿Qué sería del Cesar y La Guajira en estos momentos sin este folclor vallenato? Por ello valoramos y exaltamos ese sentimiento de hermandad musical y propendemos porque eso se mantenga y se consolide cada día más para el bien de nuestras regiones. Reiteramos nuestros mensajes de solidaridad con la familia Romero, en especial para nuestro columnista, el maestro Rosendo Romero. Paz en la tumba de ‘La Nuñe’.