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El dominó me ha hecho daño

Sí, el dominó me ha mucho daño, pero es tanto el placer y la felicidad que siento a las 4 de la tarde en punto, cuando el doctor Marcelito abre la puerta o en su defecto “La Gorda” y en fila entramos a la cancha a jugar, pelear amistosamente, ver y criticar jugadas y practicar toda clase de “habilidades” para ocupar el primer puesto y también ganar platica, pues a diferencia de otros grupos, jugamos barato: 5 mil pesitos a 70 pintas, no tan barato como en el Parque del Obrero, una verdadera academia, donde el ilustre y querido amigo y jurista Alfredo Larrazábal, Orlando y Humberto Ustáriz, Rodolfo Morón, Fredy Pérez, mi querido primo Alberto Amaya, El Chueco Daza entre otros se echan balas, pero verbales por 500 o 1.000 pesos que cuesta el “mondo”; pero tampoco tan caro, como el ‘cara e perro’ que no es dominó que practican en el Club Valledupar Carlos Quintero, El Negro Zabaleta, Pita Pantoja, Campo Elías Reyes, Hildebrando López, Juan Bernardo Ariza, Cristian Daza y Hugo Mendoza, ahí la cosa es a otro precio, donde 50.000 o 100.000 pesos desaparecen en un santiamén. Agrego que el ‘cara e perro’ es una degeneración del dominó —que se practica entre cuatro pero cruzados y ahí se demuestra destreza y sapiencia—, en el ‘cara e perro’ no, ahí no hay jugadores sino canes mostrando los colmillos.

Bueno, pero aun así, a pesar de ser mi gran diversión en la tarde en donde al lado de Toño, Leo y Checha Maya, Fausto Cotes, Marcelo Calderón, Bernely López, Hilario Añez, Juancho Pinto, El Negrito Rois, Carlos Mario Calderón y últimamente Emilio Vence, que nos ha creado problemas por su temperamento fuerte y que a veces cree que todavía es el jefe del DAS, pero que poco a poco va entendiendo que ya esa época del poder pasó y que tiene que adaptarse a nuestras pillas y costumbres, especialmente de Marcelito y Fausto que son terribles, a veces las mías que son muy técnicas y que después que las hago, las confieso, o las de Hilario Añez, experto empacador según él, o el silencio pícaro de Bernely y la beligerancia y parsimonia de Juancho o las metidas de patas del Negrito que siempre está con el cuento de que no dio la ficha porque no se iba a fallar y menos a mandarse a ahorcar el doble seis y prefiere que se lo cuenten antes de ganar. Ahí en esa mesa, La Cancha la llamamos, es donde se ven vainas y como lo he dicho en varias oportunidades la honradez no es una virtud, sino un defecto que arruina y que si no ha quebrao al Negrito Rois que es de los serios y honrados es porque la producción de 1.000 vacas paridas dando leche y terneros y 3 o 4 mil novillos gordos al año, porque ya el famoso Rojito y las maquinas amarillas no existen, producen mucho y la pérdida de unos pesitos no le hacen cosquilla.

Como caso único registro la gran labor desempeñada por el señor Elver Francisco Socarrás Quiroz, El Profe, quien lleva el registro impecable de los partidos jugados por cada quien y el control de los que pierden y ganan y al final de semana se declara en el chat del grupo el ganador y todos los que le siguen. Eso nos ha motivado, pues todo mundo vive pendiente del primer puesto.

Bueno, otra vez bueno, no he dicho y ya no lo voy a decir, porque el espacio se acabó, por qué el dominó me ha hecho daño y me seguirá haciendo, porque no lo voy a cambiar por nada en el mundo, pues no todos tenemos la dicha de esa sana diversión y conozco amigos que a pesar de tener todo, no tienen en qué divertirse y se la pasan encerrados en su casa acostados en un chinchorro, viendo televisión o rumiando su soledad; a ellos les falta jugar dominó o echar un chiquito de billar siquiera.

En la próxima les prometo que les aclararé el por qué el sagrado juego del dominó me ha hecho mucho daño. Hasta la próxima y piensen por qué será que el dominó me ha hecho mucho daño.

Por: José Manuel Aponte Martínez.

Categories: Columnista
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