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El dólar, un astro que desorbita a sus satélites

El dólar es un papel como todas las monedas cuyo valor es más expectativo que real; es más una mercancía que una moneda que debemos comprar para luego adquirir otras mercancías. 

Después de la 2ª guerra mundial, en el tratado de Breton Woods, se adoptó el dólar como patrón monetario con la condición de respaldarlo en oro a razón de USD35/onza troy. Con el pasar de los años, muy pocos, los EE. UU no pudieron sostenerse en el acuerdo que con otras 43 naciones habían suscrito. 

Después se inventaron el concepto de petrodólar obligando a todos los países no productores de petróleo a comprarlo con dólares USA. Gadafi y Sadam Husein se opusieron y por eso los mataron. Además, para mantener su intervencionismo y gastos militares, siguieron emitiendo dinero para mantener al dólar como referente mundial; parodiando a Mao, pudiéramos decir que el dólar es un tigre de papel. No todas las ayudas internacionales que ellos hacen para defender sus políticas son fruto de la productividad sino de las emisiones; tampoco lo son las llamadas inversiones que hacen en muchos países. El volumen de dinero en circulación que ellos manejan a su antojo, muchos países lo ven como un salvavidas pero que en la mayoría de las veces lo que hace es estimular la marea. Los EE. UU tienen chantajeado a todo el mundo donde invierten con su supuesta ayuda; cada vez que quieren repatriar esos dineros se inventan cualquier estrategia para producir escasez de la divisa, vender caro sus productos y cuadrar su economía; esos son las capitales golondrinas. Ahora, p.ej., están subiendo la tasa de interés cuyo efecto es producir una migración monetaria de divisas hacia su propio territorio ya que el sistema petrodólar se agota ante el auge de las energías limpias y que muchos países ya comercian en sus respectivas monedas. Los tratados internacionales de comercio arruinaron los procesos de industrialización y producción de alimentos en muchos países que ahora deben comprarlos a quiénes tengan mayor productividad subsidiada, en especial en los EE. UU, obligándolos a mendigar dólares tras la pérdida de su seguridad alimentaria. La economía de un país se mide por el número de dólares que posea y cuatro de ellos disponen del 50% de esa moneda; EE. UU posee el 25%, muchos son solo arrieros que integran el tren de rodamiento de la economía mundial. Estos dólares desorbitan la economía de los países más pobres, incluso de algunos ricos tal como Japón 3ª y Reino Unido 5ª economías del mundo, cuyas devaluaciones superan la del peso colombiano; por eso el presidente Petro ha dicho que EE. UU. quiere arruinarlos.

Ya las guerras no son tan lucrativas como antes; tras la segunda guerra mundial, muchos países dieron un salto económico y científico, pero todo está cambiando; la confrontación Rusia-Ucrania así lo indica; la comunidad europea, con la OTAN a bordo, está sufriendo una fuerte devaluación; los intereses de unos pocos terminan afectando a todo el mundo, en especial a aquellos que todo lo deben importar; Colombia tiene una balanza comercial deficitaria y por eso sufre una devaluación acelerada. Este fenómeno no se había producido antes por la economía subterránea que produce el narcotráfico; el peso colombiano se ha mantenido por la avalancha de narco-dólares que durante muchos años ha entrado al país, pero eso está frenado; de eso nadie dice nada ni de las grandes lavanderías. Los grandes problemas de Colombia no se han creado en los dos meses que lleva este gobierno, es algo crónico. ¿Dónde se alimentan tantas casas de cambio que vemos en cada esquina? Las remesas que colombianos en el exterior giran cada año suman USD 8.000 millones, pero no dan para mantener una estabilidad cambiaria, no hay que buscar la fiebre en las cobijas. La historia tendrá que hacerles un juicio de responsabilidades a los promotores del ingreso de Colombia a la globalización de la economía que sin el Estado no camina, ya se demostró.   

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