En el mes pasado el Papa Francisco visitó México, lo que ocurrió maravillosamente bien, desde el principio hasta el final ¡un verdadero banquete de alimento espiritual!, del que, como se observa en todos los viajes del Papa, el mundo está deseoso, hostigado como está de tanta fruslería politiquera, a la izquierda y a la derecha.
Se conmueve el alma de los pueblos recibiendo y despidiendo al Papa, indiscutido líder mundial, que si bien es cierto habla como un profeta sosegado, lo hace ciertamente con plena energía, en nombre del Dios necesario. “… porque sólo tú eres verdaderamente necesario”.
Bertol Brecht, famoso poeta y dramaturgo alemán, figura absolutamente irreligiosa, por ende completamente alejado del cristianismo; no obstante, hacia el año 1930 compuso una sorprendente poesía, bajo el título Vigilia de Navidad, que los traductores castellanos vierten así: hoy estamos sentaos a la vigilia de navidad/nosotros, gentes miserables/en una gélida pequeña estancia/el viento corre afuera/el viento entra/ven, buen Jesús, a nosotros/devela tu rostro/porque sólo tú eres verdaderamente necesario/.
De modo que no solamente las gentes comunes y corrientes, las muchedumbres advertidas alrededor del Papa, sino también grandes genios de la humanidad, aún aquellos no creyentes, tienen sus momentos secretos en los que son íntimamente atravesados por la figura del Mesías del Antiguo Testamento, el mismo Cristo Dios del Nuevo Testamento.
¿Cuántos ateos o agnósticos súper inteligentes, cultísimos, literatos y filósofos, artistas y científicos, después de fuertes experiencias personales o profundas reflexiones y meditaciones, no se han encontrado con el Dios necesario y devienen reconocidos cristianos?
El listado es largo, en un principio encabezado, entre otros, por Pablo de Tarso.
Contemporáneamente el converso Francis Collins que, como se sabe fue el jefe del equipo científico que realizó la secuencia del Genoma Humano, filigrana divina, presentada a los ojos del mundo al lado del presidente norteamericano Bill Clinton; quien al respecto tiene escrito el famoso libro ¿Cómo habla Dios? Acertadamente expresa: la ciencia tiene su campo de acción en la exploración de la naturaleza, pero es incapaz de decirnos por qué existe el universo, qué significado tiene nuestra vida o qué podemos esperar después de la muerte.
Y no resisto citar al viejo Dostoievski, quien pregunta: ¿Qué haremos, si Dios no existe, si resulta que Rakitín tiene razón al pretender que es una idea inventada por la humanidad? En ese caso, el hombre sería el rey del mundo, magnífico. Pero yo me pregunto cómo podría obrar bien sin Dios, a quién amaría el hombre entonces, a quién cantaría himnos de alabanza.
Pero regresemos a la visita de Papa Francisco a México. México es un estado laico, no laicista, no antirreligioso. Respeta el derecho fundamental humano de la libertad religiosa. El presidente mexicano Peña Nieto lo puso de presente, en frases de respeto, admiración y afecto hacia el Papa.
Evidentemente, los Estados deben ser laicos. Eso lo dejó consignado Cristo en su evangelio: Dad al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios. Sólo que la historia política ha solido incumplir; como en tantos asuntos respecto de la libertad, la culpa suele ser del hombre y no de Dios.
NOTA: si visitas a Pueblo Bello notarás que allí tu mente piensa mejor.