Hoy Valledupar está creciendo de manera organizada o por lo menos esa es la intención de los dos recientes alcaldes, Fredys Socarrás Reales y Augusto Ramírez Uhía.
Socarrás proyectó el crecimiento organizado de la ciudad, de la mano de la Universidad de Nueva York, acompañamiento internacional que por fortuna no quedó a la deriva y Ramírez Uhía le ha dado continuidad a la estrategia con propuestas de urbanismo preventivo y gestión de corredores viales, que van marcando una especie de esqueleto para el crecimiento urbanístico.
Sin embargo, al exmandatario se le cuestiona porque dejó un Plan de Ordenamiento Territorial (POT 2015) que tenía trabado el crecimiento en infraestructura con las cargas urbanísticas y muchos de los proyectos que se desarrollaron, se calcula que el 65 %, lo hicieron en la ilegalidad, sin licencia de construcción, evadiendo el pago de impuestos y sin garantías de calidad.
El nuevo decreto, firmado la semana anterior, llegó para darle un nuevo respiro a los inversionistas del sector de la construcción, porque se destraba el POT de las cargas que debían asumir los constructores y propietarios de predios en el arranque de sus proyectos; no disminuyendo los ingresos del municipio, sino flexibilizando los pagos por cuotas.
Destacamos que ahora hay mejores condiciones para la inversión y el desarrollo de proyectos urbanísticos. Enhorabuena se hizo el ajuste porque debemos tener presente que además del impulso económico para Valledupar hay un mejores condiciones para que se mantenga el promedio de 160 personas por hectáreas, una densidad poblacional aceptable que puede bajar o subir dependiendo del desarrollo integral que los gobernantes le proyecten al municipio.
Se estima que Valledupar puede crecer en los próximos años 4.500 hectáreas en su costado occidental, de norte a sur, y para ello se requieren políticas integrales, coordinadas con el gobierno nacional y con la buena asesoría que viene prestando la Universidad de Nueva York, con investigadores de la talla del nobel de economía Paul Romer, quien durante el mandato de Socarrás visitó la ciudad y destacó las bondades de nuestro territorio.
Sin embargo, en el crecimiento y expansión de la ciudad no todo es color de rosa. Hay proyecciones que generan polémica, como el desarrollo urbanístico que está teniendo la ciudad hacia la margen izquierda del río Guatapurí, ante lo cual el actual alcalde reconoce que no se pueden detener; él y arguye que deberá recurrirse a la ingeniería para no afectar al afluente con el manejo de las aguas residuales y la deforestación, pero las construcciones del otro lado del río seguirán llegando con el visto bueno de las autoridades ambientales.
Aunque con sinsabores, la proyección de Valledupar es buena y lo seguirá siendo siempre y cuando haya buenas intenciones gubernamentales, acompañamiento de los empresarios y la fundamental veeduría de los ciudadanos del común.