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El desempleo: Endemia social.

Por: Imelda Daza Cotes

La población económicamente activa es fuente de riqueza para toda sociedad; son las personas dispuestas a trabajar, a aplicar sus conocimientos, sus experiencias, su creatividad y sus talentos a la producción de los bienes y/o a la prestación de servicios que demanda la población en general. Se requiere, por supuesto, de un aparato productivo igualmente dispuesto a aprovechar esa fuerza laboral y a pagar por ello. Cuando no hay equilibrio entre estas partes surgen desajustes; si los trabajadores disponibles son menos de los requeridos -ocurre raras veces- los productores enfrentarán dificultades, pero generalmente el desajuste es contrario, es decir, muchos trabajadores no encuentran un empleo remunerado, son desempleados, temporales a veces, permanentes otras. Es lo que ocurre en Valledupar y en general en Colombia.

Las estimaciones del DANE y del DNP sobre desocupación difieren, porque parten de criterios diferentes, pero no hace falta conocer cifras exactas para dimensionar la magnitud de un problema que está a la vista de todos. Lo cierto es que cuando no hay subsidio para los desempleados resulta imposible llevar un registro confiable sobre esta población. Además, muchos desocupados “disfrazan” su tragedia con cualquier actividad informal; por eso en apariencia parecen menos de los que son. Quién, en Valledupar, no conoce a alguien que busca afanosamente un trabajo remunerado?, en qué familia no hay alguien que soporta la enorme frustración de carecer de un ingreso seguro y adecuado?

El problema afecta a hombres y mujeres de todas las edades y condiciones, calificados y sin calificar, pero agobia mayormente a los jóvenes. Es una endemia social que origina otros males como inseguridad, violencia y agresiones contra la dignidad humana. El ocio forzoso afecta la salud física y mental, estimula la deserción escolar, los conflictos familiares, genera depresión, ansiedad y empuja al suicidio, es una frustración que mata, coarta el muy humano derecho a soñar y niega la esperanza en el futuro. Cómo no reaccionar ante este drama!!

El desempleo es un mal crónico y por eso debería alarmar y suscitar análisis serios y comprometidos con la búsqueda de soluciones; no es un problema que se resuelve al azar ni puede esperarse que la dinámica de la economía logre ajustes automáticos y espontáneos. Los gobiernos nacional, regional y local están en la obligación de actuar y las víctimas del problema tienen derecho a reclamar atención

 

 

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