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El desempleo en Valledupar

A pesar de su significativa reducción, el desempleo sigue siendo uno de los principales problemas de la economía del país y – en particular- de Valledupar. En efecto, según las últimas cifras del Departamento Nacional de Estadísticas (DANE), la tasa nacional de desempleo bajó en abril del 12,2 por ciento (en 2010), al 11,2% en abril del presente año.
Se trata de una reducción de un punto porcentual, que en valores absolutos significa que la economía nacional logró crear doscientos mil nuevos puestos de trabajo, en los últimos doce meses. Este indicador habla bien de la fortaleza de la economía colombiana y ratifica su vigor, a pesar de problemas como el invierno que ha dejado fuera de producción a gran parte de la agricultura y la ganadería nacional. En otras palabras, es muy probable que la economía nacional hubiera generado más empleos, de no haberse presentado un invierno tan intenso.
Las cifras divulgadas por el DANE bien merecen un análisis cuidadoso por parte del gobierno, empresarios, trabajadores, la academia y analistas independientes. Los datos muestran una reducción mayor del desempleo en Bogotá, debido a la gran inversión en infraestructura física y en la construcción privada, y también en el sector rural que parece estar mostrando signos de recuperación, insistimos, a pesar del problema invernal.
En el caso de la Costa Atlántica, nos parece interesante para analizar y comparar lo que está sucediendo en Barranquilla, que muestra una tasa de desempleo del 8,2 por ciento, San Andrés con un 7,1%, Santa Marta con un 9,8 por ciento, y Valledupar con un 13,5 por ciento, según la cifra divulgada por el DANE.
Debe ser causa de preocupación del gobierno municipal, departamental y de los empresarios y gremios de la producción una tasa de desempleo tan alta en la capital del Cesar, más de tres puntos porcentuales por encima de la tasa promedio nacional.
Sin lugar a dudas, mucho de esa tasa debe ser originada por la gran migración que ha vivido Valledupar en los últimos meses, como consecuencia del desplazamiento y del atractivo que puede representar la ciudad para mucha gente humilde, procedente de otras partes, atraída por el espejismo de un empleo asociado a la explotación del carbón.
El problema ya ha sido objeto de estudio y análisis por parte de quienes aspiran a regir los destinos de la ciudad, y quien resulte elegido el próximo 30 de junio y comience a gobernar a partir del 1 de enero de 2012.
La administración municipal, insistimos, debe contar con una secretaría de desarrollo económico y agrícola, que contribuya a articular políticas de promoción a diversos sectores de la economía con el fin estimular la generación de puestos de trabajo. Valledupar tiene un amplio margen de inversión en vivienda de interés social, en fomento del empresarismo local, como también en el tema agrícola y ganadero, que sigue siendo nuestro sector más fuerte.
Pero la ciudad requiere el concurso del departamento, que – a pesar de los cambios en la legislación- tiene margen financiero para ayudar a articular al sector de la minería del carbón, con otros sectores de la economía como el agropecuario y el de servicios, como bien lo planteó recientemente en esta ciudad, el ex contralor Antonio Hernández Gamarra.
Quienes aspiran a regir los destinos de la ciudad, y del departamento, deberían iniciar desde ya con sus equipos de trabajo la elaboración de planes locales de desarrollo, encaminados a estimular la inversión en la ciudad, hacerla más competitiva y atractiva, para que pueda generar más empleo y reducir esa preocupante tasa de desempleo. Con buenos estímulos a los empresarios, y con alianzas público-privadas, aprovechando también la vecindad con Venezuela, es mucho lo que se puede hacer desde el ámbito local para ayudar a resolver el desempleo en la capital del Cesar.

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