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El descrédito de los políticos y las elecciones

Es cada vez más notoria la desconexión entre la gente y los políticos. Algunos tratan de interpretarla considerando que deben resolverle los problemas más inmediatos y lo cierto es que logran como buenos intermediarios resolver aspiraciones individuales y ciertas de grupo, pero no se vienen resolviendo los problemas estructurales de la sociedad. Obra la gestión del político como un paliativo no más.

Se suele presentar el encuentro fugaz del ciudadano con el político en un intercambio fugaz el día de elecciones como una expresión más de su voto constituido en mercancía. Luego, después de habérsele resuelto un problema inmediato a aquel, por su condición de pobreza, termina la jornada con una gran satisfacción y, al pasar las semanas, combinará momentos de alegría y de amargura en ese parecer y perecer diario.

Estamos a pocas horas de elegir nuevamente a los dirigentes de los destinos de nuestro departamento. Desde estas líneas pretendemos generar conciencia necesaria para que usted no venda su decisión, no alquile, no preste, no se engañe con falsos paradigmas u ofrecimientos vacíos.
Si usted considera que va a votar por x o y candidato porque “le ha ayudado” a conseguir trabajo en algún ente público privado, si cree que debe votar por alguno de los aspirantes porque dice lo que usted quiere oír, pues estamos en peligro de elegir mal nuevamente debido a apreciaciones alejadas de la realidad, verdades que necesitamos comprender para que el territorio verdaderamente avance.

Consideramos que Valledupar, por ejemplo, marcha por un camino tímido de desarrollo. El informe especial ‘Planificación urbana de Valledupar’, que publicamos el pasado jueves, da cuenta de los verdaderos retos fiscales y de planeación que tiene la capital del Cesar. Esto en cifras y análisis. Pero, también en la observación diaria de los rincones del municipio y de lo que a través del trabajo periodístico podemos palpar, esta ciudad podría desarrollarse, ser generadora de nuevos empleos en interesantes sectores de la economía, y campo fértil para el emprendimiento. Pero todo puede irse al traste, tomar un rumbo equivocado, atrasarse cuatro años más, si votamos con viejas costumbres politiqueras, llevados por la emoción y sin argumentos.

Necesitamos un alcalde y un gobernador con claridad y sensatez para comprender el concierto nacional y con conocimientos profundos sobre la realidad local. Que no se convierta en locomotora de contratos amangualados para favorecer a financiadores de campaña y patrones politiqueros.

Es el momento de una profunda reflexión en la intimidad de su momento de libertad. El de escoger con apropiada información a sus gobernantes individuales y a los colectivos, en los cargos colegiados como Concejo y asamblea.

Hay muestras de que imperceptibles tendencias sociales se mueven en ciertas coyunturas electorales y dan sorpresas

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