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El desarrollo rural nos beneficia a todos

Se ha hecho común relacionar el concepto de ruralidad con atraso, desconociendo su importancia en el bienestar y desarrollo de todos los territorios; incluso el mismo estado ha motivado esta costumbre por medio de sus estadísticas y sus interpretaciones sobre desarrollo proporcionadas en el DANE, en el que establece el área rural como territorios con condiciones inferiores al área urbana. Además de ser un concepto bastante erróneo, vale la pena cuestionarnos y ponernos de acuerdo en lo que realmente constituye el sector rural, ya que en algunos países podemos encontrar áreas rurales bastantes desarrolladas y con calidad de vida para sus habitantes.

El término más común de ruralidad es definirlo como el espacio donde se realizan actividades agropecuarias. Aunque la mayor parte de sus habitantes dependen de este sector económico, es un concepto también sesgado porque es claro que en el área rural se evidencian otras actividades económicas muy importantes como son la minería, el turismo, artesanías, comercio, entre otras. 

Y a pesar que sí existe un reconocimiento del sector rural como la despensa alimentaria básica, aún estamos en deuda con la importancia y balance de este sector sobre la preservación de nuestros ecosistemas que nos proporcionan el agua para todos y un sinnúmero de recursos tanto renovables como no renovables.

Los estudios de desarrollo rural son los que han centrado la mirada a este sector, entendiendo las diferencias con las áreas urbanas, pero trazando conexiones que permita concretar su desarrollo y así disminuir la desigualdad económica que existen entre ambas áreas. Por esta razón el desarrollo rural debe proyectarse hacia un progreso que respete la diferencia entre lo urbano y no busque sus mismas políticas públicas, ya que son muchos los fenómenos sociales por analizar y reflexionar. 

Es conveniente comenzar a entender el concepto del área rural como la fuente básica de nuestras provisiones y dejar de describirlo como lo opuesto a lo urbano o al desarrollo. Lo rural lo hemos contemplado como las raíces de un árbol, en el que se desprecia por fijarse más en las flores y hojas, en vez de ver el árbol como el resultado de la integración de todas sus partes.  Es por eso que si queremos ver desarrollo en nuestras ciudades debemos no solo poner la mirada en éstas sino también en las bases que fundamentan su desarrollo.

Somos una región que gran parte de su progreso se lo debemos a lo que nos ha ofrecido la ruralidad, producto de la agricultura, minería y su cultura, por lo que debemos equilibrar las inequidades existentes, sobre todo en servicios básicos, porque para seguir cosechando desarrollo para todos, hay que considerar nuestro desarrollo rural.

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Jesús Morales: