La situación que vive la corriente ideológica que sigue al expresidente Álvaro Uribe, después de 20 años de conquistas electorales, es realmente dramática; agrupados en un rancho ardiendo como el CD, sin horizonte ideológico claro, además dividido, sin disciplina, sin liderazgo, con pocas expectativas de mantener el poder, candidatos que no marcan en las encuestas y se ahogan en su propia miseria política y electorera, con su máximo líder, Álvaro Uribe, acorralado, envuelto en escándalos judiciales, sindicaciones muy serias que hasta lo llevaron a estar preso y con una popularidad en sus mínimos niveles históricos.
Para colmo escogió a Iván Duque, el peor presidente que ha podido tener Colombia en mucho tiempo y considerado el sepulturero del uribismo, quien tiene a Colombia viviendo un momento crítico en seguridad, empleo, pobreza, narcotráfico, salud, medio ambiente, educación, relaciones internacionales y muchos más temas que se le salieron de las manos, nuestro primer mandatario se nota desesperado por entregar el poder.
¿Qué pasó con aquel Álvaro Uribe fuerte que convocaba al país en torno al discurso antiguerrillero y que tenía un teflón que nadie explicaba? Simple, no le cumplió al país en temas de desarrollo; siempre se rodeó en un círculo de amigos corruptos, muchos de ellos condenados, y sus fantasmas del pasado que lo vinculan con el paramilitarismo comenzaron a aparecer, dejándolo literalmente al descubierto; su principal bandera, la guerra contra las Farc no fue exitosa, porque nunca pudo derrotarlos militarmente y cometió el peor error que pudo: torpedear todos los esfuerzos de paz; hoy la JEP comienzan a dar resultados, mostrando la barbarie por parte de militares que nunca pensaron ser procesados y gracias al proceso de paz han develado todo lo ocurrido, convirtiéndose en vergüenza mundial.
¿Cuál será el giro de esta colectividad? Muchos, pensando en pajaritos preñados, creen que a medida que se acerquen las elecciones Álvaro Uribe resucitará y pondrá presidente; se equivocan, porque el descontento es mayoritario y la derecha para tener alguna opción tendría que buscar alianzas hasta con el mismísimo diablo.
El chance de los candidatos es casi nulo; pensar en Óscar Iván Zuluaga es pensar en el pasado que no funcionó, su nombre es asociado a Odebrecht y al hacker; María Fernanda Cabal cree que su pobre discurso, copiado de Bolsonaro y Trump, le va a funcionar; a Rafael Nieto no lo conoce nadie y Paloma Valencia se quedó creyendo que Uribe la podrá ayudar.
Es indudable, la era del uribismo termina en el 2022, aburrieron al país con tanto nepotismo, politiquería, corrupción y un salpicón de ideas retardatarias y conservadoras que van en contravía de lo que piensa el mundo moderno, hoy la gente está decidida a cambiar y el miedo de que un gobierno de centro izquierda acabará al país ya no funciona.
Muchos ponen el ejemplo de Venezuela, Nicaragua y Cuba, pero no dicen nada de México, Argentina y España, donde también ha gobernado la izquierda, tienen situaciones difíciles como todos los países, pero no han llegado al extremo de las dictaduras y logran alternancia en el poder, algo que fortalece la democracia.
@JACOBOSOLANOC