Hay noticias buenas, malas e inocuas; las buenas poco trascienden; recientemente vinieron a la ciudad el ministro de la salud y el superintendente de servicios del ramo con buenas nuevas para el Hospital Rosario Pumarejo, pero esta visita poco trascendió; las noticias inocuas, en cambio, llenan los espacios de ciertos medios, parece que son las de mayor entretención, práctica del circo romano.
Las de mayor circulación son las malas, las falsas, amarillas como las llaman; el periodismo, per se, acumula una carga de retaliación gratuita, o en defensa de intereses personales o grupales; las “fake news” tienen mucha acogida en ciertos medios informativos y públicos y circulan sin que nadie las paute; esconder la verdad y difundir la mentira es un propósito muy sentido en ciertos medios.
Por eso se ha acuñado la frase sajona “no news is a good news”. Ejemplo, al mundo no le están contando cual es la verdadera causa del problema israelí-palestino, la desinformación es total, muchos periodistas fingen no conocerlo o lo tergiversan adrede.
Este método de hacer periodismo es un fenómeno mundial, pero con mayor acogida en los países subdesarrollados y, en especial, en las provincias. Un periodismo mal ejercido es capaz de cambiar la cultura de un pueblo y mutilar su historia sin que haya formas de responsabilizarlo.
En épocas electorales toma fuerza este concepto cuando se vende lo invendible y se distorsiona todo en favor o en contra de alguien. Quien no paute no existe así diga la verdad, puro mercantilismo informativo. Los medios tienen un poder ilimitado, más esta extralimitación ha pauperizado esta noble y hermosa profesión.
El sábado pasado reciente estuvo en Valledupar Clara López Obregón, senadora del Pacto Histórico y representante de su partido ‘Todos somos Colombia’, acompañando a Lina de Armas en un evento en Aducesar en sus aspiraciones a la alcaldía de Valledupar, donde también estuvo la senadora Imelda Daza, también del P.H., y con igual propósito.
Desde el punto de vista político fue un hecho trascendente, estuvieron en representación de la bancada que respalda al presidente Petro y ningún otro aspirante a la alcaldía tiene este privilegio.
Este acto fue anunciado, pero no pautado así que ningún medio audiovisual estuvo allí para registrarlo; esto confirma que las noticias buenas hay que pagarlas para que circulen, sobre todo, cuando las produce alguien que se aparta del sistema convencional del caciquismo político y tiene propósitos serios contra la corrupción y los métodos mercantilistas de gobernar y hacer campañas electorales con disfraces. De haberse producido algún escándalo, este habría sido la noticia y no el evento en sí. Parece que el prepaguismo está por encima de la naturaleza de las noticias y de la decencia.
Por fortuna están las redes sociales que sí darán cuenta de este hecho político, jamás podrán ocultarlo. Invisibilizar al adversario es uno de los postulados de Goebbels a quien muchos le aprendieron. ¿Será que los periodistas, per se, tienen adversarios? En teoría no debería ser así, deberían ubicarse por encima de todas las flaquezas humanas, distinguiendo la verdad de la mentira, proporcionando información para que el audio visor tome todos los elementos, los analice y saque sus propias conclusiones sobre los hechos informados. Y, como en el caso de las brujas, no es de creer en ellas, pero que las hay, las hay.
La semana pasada, se produjo un hecho jurídico-político en el Cesar, quizás el más importante de los últimos años, pero en lo regional es poca la cobertura que ha tenido ya por temor, ya por pertenecer a la nómina del silencio y solo por noticias nacionales nos hemos enterado. Era el momento de hacer un análisis profundo de las implicaciones de este caso y ni siquiera los centros de pensamiento que tiene el departamento lo han hecho. ¿Qué pretenden ocultar? Qué, dónde, cuándo y porqué son la regla de oro del periodismo, son las preguntas para analizar y responder. ¡Silencio total!
Por Luis Napoleón de Armas P.