El periódico el PILÓN le hizo una entrevista al coronel Jesús Manuel De los Reyes Valencia, comandante del Departamento de Policía Cesar. ¿Quién es el hombre que está detrás del uniforme? Entre otras preguntas planteadas al responsable de la seguridad de los cesarenses y vallenatos.
El coronel De los Reyes Valencia Coronel es natural de Sabanalarga, Atlántico, con esposa costeña e hijos nacidos en Caldas pero criados en el Caribe. Estudió el bachillerato y la secundaria en su pueblo natal y luego ingresó, en el año 1993, a la Escuela de Cadetes de Policía “General Francisco de Paula Santander” hasta el año 1995, cuando obtuvo el grado de subteniente.
¿Cuál es la influencia que recibe para formarse?
Mi papá tuvo la oportunidad de estar en la Escuela de Cadetes, debido a una situación de orden médica, él no terminó ese sueño que quiso imprimir en mí para que yo continuara.
Le jala las orejas de vez en cuando, lo aconseja. Le dice: mijito no estás haciendo bien las cosas.
Me da consejos para evitar situaciones en las cuales uno pueda incurrir. Los papás tienen una experiencia de vida que siempre va a ser de utilidad.
Ser comandante de Policía de un departamento como el Cesar tiene unas responsabilidades mayores. ¿En qué hombres y mujeres confía usted la toma de decisiones?
Primero permítame decir desde el punto de vista personal, soy una persona creyente, soy una persona cristiana y diariamente tengo mi devocional con Dios. En ese orden, sigue mi esposa con la cual comparto el final del trajín del día o el inicio; seguirían las personas a las cuales la institución ha tenido a bien colocar acá, el subcomandante, el comandante operativo y me rodeo también de un oficial de policía judicial y uno de inteligencia, soy muy dado a concertar y a recibir consejos antes de tomar una decisión.
A usted le tocó la época dura de la situación de orden público del país, seguramente compañeros dados de baja, ¿en algún momento le generó dudas de continuar en la policía o por el contrario lo animó a continuar?
Yo pienso que has hecho una de las preguntas más relevantes en la vida de nosotros porque cuando entramos era la década de los 90 o del terrorismo en el país y luego le siguió ese período de afectación de las FAR y del ELN.
Dentro de mi promoción ya suman más de 40 compañeros que perdieron la vida por diferentes motivos, hay un compañero en particular: Feliz Antonio Jaime, natural de Málaga, Santander, quien perdió su vida en un acto terrorista en Antioquia, él era el comandante de la Policía de Carretera. Son recuerdos que nos marcan mucho porque fue una persona que me ayudó y me apoyó durante el periodo de formación.
Nosotros ya hemos recorrido prácticamente 27 años de todo lo que ha trasegado la historia del país. Llega uno a una zona donde quiere ver esa paz consolidada pero aún hay actores criminales sobre los cuales toca seguir luchando.
¿Cuál ha sido el momento más crítico de ser policía y de qué manera está contribuyendo en la construcción de paz?
Los momentos difíciles que he vivido son varios, pero quizás, uno que ha marcado mucho mi memoria fue recientemente en la Metropolitana de Barranquilla donde el ELN activó un artefacto explosivo que nos dejó un significativo número de compañeros: seis fallecieron y más de 20 quedaron con afectaciones en su cuerpo de por vida, fuera del trauma psicológico y la afectación para toda su familia. Eso me marcó muchísimo (…) yo me ubiqué en un hospital y verlos llegar fue algo que me marcó. Son situaciones que le motivan a uno para seguir en esta lucha y en este deseo de que el país algún día tenga esa paz.
Tenemos que evitar que nuestro departamento regrese a ese tipo de situaciones, ese es nuestro compromiso, a que no vivamos lo que se vivió.
El mayor orgullo institucional del oficial fue cuando era comandante operativo en San Andrés donde participó en el desmantelamiento de una organización criminal, que traficaba drogas hacia Centroamérica y Estados Unidos: “Ese fue un caso relevante de gran magnitud, que nos permitió devolverle a la isla de San Andrés la paz y la tranquilidad por un buen período”.
Y su mayor orgullo personal como policía fue el momento en el que ascendió al grado de coronel en una escuela de patrulleros en Barranquilla, con buena parte de su familia: “Ver a una madre, ver a unos hermanos ahí, que su hijo alcanzó una meta más, es una satisfacción muy grande”.