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El colapso de la salud (II)

El análisis de la situación del sector salud en Colombia no se puede hacer de manera aislada, es decir considerando sólo el sistema mismo; sino que se tiene que hacer teniendo en cuenta la evolución de la política de seguridad social, su impacto en la población, la situación de las finanzas públicas y la situación macroeconómica del país.

Todos los sistemas de salud de cualquier país deben tender a la universalidad, es decir la cobertura total, y en ese camino es mucho lo que Colombia ha avanzado, con la expedición de la ley 100, que ya cumple 20 años. Ese objetivo se debe mantener, pero la cobertura total solo se podrá lograr de manera gradual y en la medida en que la evolución de la economía nacional y las finanzas públicas lo permitan.
Pensar lo contrario, es decir, que por decreto se puede lograr la cobertura total, es insensato, poco realista y demagógico. En este sentido, debemos decir que respetamos el sentido de muchos fallos de la Corte Constitucional, que por vía de sus sentencias en respuesta a miles de acciones de tutela ha buscado que garantice el derecho esencial a la salud. Sin embargo, una cosa es el derecho y otra, bien distinta aunque relacionada, es la economía. Reiteramos, no existe el sistema de salud perfecto…
En este sentido, se necesita estimular que buena parte de la población esté en el régimen contributivo, es decir que el ciudadano que esté empleado contribuya a financiar parcialmente los altos costos del sistema. Lo contrario, estimular el ingreso al subsidiado es atentar contra la sostenibilidad financiera del sistema y también contra las finanzas del Estado y de las empresas involucradas en el sector, que pueden ser obligadas a trabajar a pérdidas.
El Estado puede hacer cambios en la intermediación, vigilar y controlar los costos promedios de administración de las EPS, y propiciar, vía regulación, que estas se consoliden; en el fondo, son aseguradoras y entre más fuertes mejor. Hoy, en el país existen más EPS que bancos y esto no tiene ningún sentido. Además, por ser aseguradoras, debería ser la Superfinanciera la que las vigilara y no por la Superintendencia Nacional de Salud que tiene poca gente, poco dinero y poca experiencia en el tema.
Trasladar la vigilancia de las EPS a la Superfinanciera, permitiría que la Supersalud, en coordinación con las Secretarías Departamentales y Municipales de salud se pudiera concentrar en la inspección, vigilancia y control de las Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud, que son el eslabón más importante de la cadena, reiteramos.
Adicionalmente, el sistema en su conjunto debe trabajar más en la promoción de la salud y la prevención de las enfermedades. Con acceso a mejores sistemas de acueducto, mejor alimentación, prácticas de deporte, vacunación y reducción del consumo de tabaco y alcohol, son muchos los recursos que se podría ahorrar el país y estos se podrían destinar a garantizar la atención de urgencias de un mayor número de colombianos.

Lo que si se debe garantizar es el acceso oportuno a los servicios de salud, comenzando por las urgencias y la atención prioritaria a médicos especialistas. Esta atención no debe tener trabas, como sucede hoy en día por razones de costos. El sistema puede ser más ágil y no se va a quebrar, en este primer acceso.
Otros problemas que afectan al sistema, están relacionados con la corrupción, propiciada por la lentitud en los pagos. En este sentido, ha faltado mano dura de parte de la Supersalud, la Fiscalía y la misma Contraloría para salvaguardar estos recursos que deberían ser sagrados. Pero, todos sabemos que fueron la caja no tan menor de muchos grupos ilegales y políticos corruptos.
Y finalmente, aunque debería ser motivo inicial del comentario está el tema de la calidad de los servicios médicos. Esta debería ser la principal preocupación; se requiere humanizar, sí, humanizar la atención; revisar la relación médico paciente que es sagrada y debería estar alejada de los temas económicos y financieros. Garantizar un tiempo adecuado de atención, unos ingresos decentes a los médicos, un mayor monitoreo del paciente y revisar formación de los médicos y especialistas. Las mismas asociaciones y agremiaciones de médicos han advertido sobre la proliferación de facultades de regular calidad y esto debe ser evaluado a fondo, en este caso hablamos de la vida de la gente y cualquier omisión o error se paga caro.

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