El video de un borracho bailando en ropa interior en la fuente luminosa de la carrera novena, uno de los sitios más emblemáticos de Valledupar, se hizo viral en las redes sociales, sonrojó a algunos e indignó a otros que de inmediato pidieron acciones por parte de las autoridades ante semejante espectáculo en el marco del Festival Vallenato.
Pero este no fue caso aislado, solo fue uno de los 71 sancionados con el Código de Policía durante la máxima fiesta de acordeones. Un acto igual o más penoso protagonizó por una pareja sorprendida por la Policía sosteniendo relaciones sexuales en las afueras del Coliseo Cacique Upar, dentro del Parque de la Leyenda Vallenata, durante uno de los conciertos.
El baile del borracho, identificado como Michael, y la pareja libidinosa pusieron nuevamente sobre el tapate la necesidad de trabajar en el tema de cultura ciudadana, una tarea que no solo es responsabilidad de las autoridades sino de los padres de familia, que desde sus hogares deben promover los valores éticos y morales para que haya ciudadanos que entiendan que sus derechos llegan hasta dónde empiezan a afectar al prójimo.
Surgen interrogantes sobre lo que se debería hacerse en la ciudad frente a estos temas. ¿Volver a implementar el cuestionado programa de cultura ciudadana? ¿Invertir esos millonarios recursos para equipar a las autoridades y mejorar la aplicación del Código Nacional de Policía? No sabemos qué es más viable, pero por lo menos este último muestra resultados más palpables a pesar de las dificultades logísticas.
En el departamento del Cesar, de los 25 municipios solo Curumaní no cuenta con las comparenderas, herramienta clave para la aplicación del Código. No obstante, el 84% de los municipios ya tiene sistema de recaudo, pero solo 52% ha expedido reglamentos que faciliten la aplicación de la Ley 1801 de 2016.
Es preocupante para la Policía que ningún municipio tenga bodega de almacenamiento para los elementos que han sido incautados y solo en La Gloria hay coso municipal, fundamental en los casos de semovientes que vagan por las vías y que causan tantos problemas de convivencia.
Pese a las necesidades para la correcta implementación de la norma, la Policía ha impuesto en lo que va del presente año 1.766 comparendos en el departamento del Cesar, la mayoría relacionados con actividades económicas, venta y comercialización de productos sin los permisos pertinentes. En segundo lugar aparece al irrespeto a las autoridades de policía y le sigue el consumo de bebidas alcohólicas o sustancias psicoactivas en el espacio público.
En el 2017 la tercera falta más sancionada fue hacer necesidades fisiológicas en la calles y este año no aparece entre las primeras, lo que quiere decir que los cesarenses empezaron a entender que esta práctica no se debe hacer. Así parece que lo entendió Michael, el famoso borracho de la fuente, quien días después de hacerse popular en las redes sociales volvió a aparecer en el mismo lugar, pero esta vez vestido, sobrio, pidiendo disculpas por su error y haciendo trabajo social en este sitio turístico de Valledupar.
El joven se hizo acreedor a una multa tipo 3, al infringir el artículo 140 numeral 5 del Código de Policía, que estipula una multa que asciende a 16 salarios mínimos diarios. Sin embargo, por haber aceptado su responsabilidad y hacer actividad comunitaria (aseo a la fuente) se le rebajó la multa a la mitad.
En conclusión, la ciudadanía vallenata ha demostrado que aquí funcionan mejor las medidas de control cuando se aplica el método de la zanahoria y el garrote; si se hace algo bien se premia de alguna manera, pero si se hace algo mal hay que castigar de otra.