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El clamor de una vallenata residente de Medicina 

Nataly Portilla, residente de Medicina.

Ayer veía un enlace de Youtube compartido por María Elena Saade Sagra en el grupo de WhatsApp de la red Colsafa que integran Mujeres, egresados, exalumnos y exdocentes del colegio La Sagrada Familia de Valledupar, enlace que estuvo acompañado de un clamor de apoyo: Comparto lo vivido por una hija de compañera Colsafa, que triste este maltrato a los estudiantes”

 Procedí a ver el enlace que se titula:¡Esto tiene que parar! No más maltrato a Estudiantes de Medicina en Colombia”, por Nataly Portilla.  Al terminar de verlo me conmoví a mares ante esa situación vivida por la estudiante, es un complementado con el más reciente caso de la médica de la Javeriana y muchos otros testimonios de profesionales que nos invita a poner la mirada sobre esto que acontece; estar alertas con hijos, nietos y toda esa generación de relevo, propiciando diálogos que permitan blindajes de apoyo emocional y acompañamiento en casos que den lugar a denunciar todos estos atropellos contra la dignidad humana.

Reflexionaba en esto que hago extensivo a todo el que se toma el tiempo de leer esta columna: ¿es posible que existan dentro de la docencia esta clase de personas? En caso de serlo ¿por qué no se saca a la luz pública toda esa pesadilla que han tenido que vivir los estudiantes?.

Lamentablemente sí es posible, es tan tremendo y recurrente en muchas instancias no sólo del ámbito académico, también en espacios comunes, instituciones públicas, privadas y organizaciones sociales de esta humanidad. Es similar a la parábola de la serpiente y la luciérnaga: la luz que emiten las personas a través de sus dones y talentos llevados a la acción generan aprecio y apoyo en unos para el logro de planes y proyectos, pero también atrae seres de espíritu crítico, quienes con reserva y atinando a la emboscada con premeditación y orquestada precisión, buscan a través de terceros hacerte caer, desestimar tu criterio y visión, sabotear todo lo que hagas por cumplir una misión, desacreditar tu estilo de vida para hacerte ver cómo alguien poco creíble y confiable.

La manera como te ven desde su reducido y cuadriculado mundo de prejuicios disfrazados de perfectos circunspectos, los lleva a proyectar eso que creen en los demás, se arman de un combo de aduladores depredadores que se dedican a socavar el alma y corazón llevando a paso a paso al colapso de las emociones de la presa de turno, hasta llevarlas a la anulación de su estima, valía y dignidad. 

Tristemente este tipo de personas abundan en todos lados, son personas de apariencia exitosas, que buscan a toda costa el control, para tener la potestad de avalar o invalidar a quien caiga en su universo de juicios y perfección. Acechan y cercan hasta degradar el espíritu del que tienen entre ojos, son seres que parecieran tenerlo todo a su favor, prestigio, credibilidad, éxito profesional y económico, una vida que cumple con los estándares sociales, pero detrás de eso se esconde alguien cargado de amargura y frustración que no reconoce sus errores, pero sí son expertos en verlos en los demás, no soportan equivocarse, pero buscan y hacen lo que sea para que otros se equivoquen y luego señalarlos e invalidarlos ante instancias superiores. 

Son tremendamente críticos y odian con disimulo a todo aquel que se atreva a hacer y busque conquistar sus anhelos… No lo soportan por una sencilla razón: los carcome la envidia, así parezca que ya lo tienen todo, en este caso ningún esfuerzo que haga la estudiante del video será valorado pues la que tiene el control de hablar con los superiores de la institución donde esto ocurre (Universidad del Bosque), lamentablemente llevará sesgado (echando lo que se le conoce como veneno – cizaña, cotilla y polilla) todo esfuerzo que haga esta estudiante por obtener su objetivo: su título como médica dermatóloga. 

Es increíble, pero el control de esta comunicación ante las instancias superiores logra eso: encuentran sus esbirros o lacayos que se prestan para el juego sucio por mantener sus posiciones: sabotean y sabotean como el comején los sueños de sus semejantes, se rodean y apalancan en terceros para hacer ver que no se trata de ellos, todo lo orquestan a través de sus aduladores, esclavos serviles, que hacen de todo por eclipsar a la persona que tienen entre ojos con tal de proteger sus puestos. 

Y lo que es más tremendo: se hacen los que no es con ellos y procuran hacerte ver cómo que son invenciones tuyas y nada de lo logrado tiene mérito o es reflejo de tu liderazgo y entrega al objetivo trazado. 

¡Que valiente esa mujer de nombre Nataly Portilla de atreverse a hablar! Sin lugar a dudas lo que está viviendo, aunque es fuerte, pero ayudará a bien: desenmascarar esos seres de apariencia exitosa en sus oficios, pero que no ven, ni aceptan el relevo generacional, otro estilo de vida y formas de alcanzar ese éxito en los demás y hacen lo que sea por destruir su valía, su dignidad y moral. ¡Es una valiente! Porque estas cosas no se saben cómo contarlas, ¡son difíciles de contar y difíciles de creer! Mucha gente te llega a odiar y como la parábola de la serpiente y la luciérnaga: tú no sabes por qué te quieren devorar. 

Difícil de contar, no es fácil hallar el cómo decirlas, porque estás rodeado de críticos, y saboteadores incansables que van buscando destruir tu valía dinamitando con falacias, ‘bullyng’ y toda suerte de hipocresías la salud mental del de turno arropados del legalismo y posiciones de poder en las instituciones… 

¡Vale la pena divulgar estos casos de oscurantismo disfrazado de formación en los claustros educativos! Porque pasa y sigue pasando antes y después de Cristo; es el carcinoma letal de la humanidad: la envidia y la maldad disfrazada del deber ser a través de juicios, creencias y paradigmas.

Por: Yarime Lobo Baute

Mujer Cafam Cesar 2022

Artista / Arquitecta / Escritora

Categories: Valledupar
Yarime Lobo Baute: