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El ciberacoso creciente

Este se define como el uso de información electrónica y medios de comunicación tales como correo, mensajes de texto difamatorios para perseguir con empeño, insistencia a una persona o a un grupo, mediante ataques personales. El ciberacoso incluye amenazas, mensajes peyorativos que conlleva en el fondo un discurso al odio. Lo que si se nota es que a todas luces produce incomodidad y preocupación al destinatario. El acoso pretende causar angustia emocional, desestabilidad y no tiene propósito legítimo para la elección de comunicaciones; puede ser tan simple como continuar enviando mensajes a alguien que ha dicho que no quiere permanecer en contacto con el remitente; atenta por su frecuencia y repetición contra la dignidad e integridad síquica o física de una persona puede iniciar de manera muy sutil a la que no se le dé importancia y aumentar gradualmente o surgir repentinamente.

Otra modalidad de ciberacoso es el engatusamiento, engañar con halagos a menores por parte de pedófilos, pederasta, que consiste “ganárselos” simulando empatía y cariño de una manera camuflada mientras se obtiene el resultado pretendido; son ciertas artimañas que utilizan los pedófilos para atraer a niños y niñas a los que los padres y familiares deben descubrir, preguntando constantemente al menor con el objeto de desenmascarar este tipo de conductas anormales que pueden afectarlo y de esta manera quitarles ese peso al que no puede enfrentar y acabar. El ciberacoso ridiculiza y el que lo inicia, invita a otros a participar en el abuso con el envío de más mensajes; es el actual predilecto de cometer y agudizar este comportamiento; puede constituir conducta penal si incluye el dolo, un daño repetitivo a través de medios electrónicos.

En sí, el ciberacoso son amenazas, hostigamiento, humillación, realizado por personas carentes de valores y pocos amigos de la convivencia que rallan entre la contravención y el delito y que seguirá ese camino si no se les da el correctivo correspondiente que merecen.

Las consecuencia del ciberacoso son múltiples, el actuar del acosado así como las partes implicadas en conjunto afectadas deben ser estudiadas por especialistas y acometidas por organismos interdisciplinarios gubernamentales, quienes son los que deben emitir medidas preventivas y tomar correctivos, creando campañas, socializando el problema, acompañadas de estrategias para afrontar y defenderse del acoso. Debe darse una alerta para la detección de esta conducta reprochable que, no se debe desestimar y que no encuentre factores que la estimulen, al contrario mirarla como algo que va afectar notoriamente a nuestras semejantes. Podría darse a futuro que el acosador se convierta en acosado o afectado cuando el acosado inicialmente se le haya “desbordado la copa”, no aguante más y reaccione con venganza actuando más por su propia mano, de ahí la importancia oportuna a las autoridades para que actúe oportuna y eficazmente.

Siendo esto un problema relativamente reciente, pero creciente para muchas víctimas el ciberacoso significa vivir bajo terror un determinado tiempo breve o largo, antes de decidirse a buscar ayuda; el problema se agrava aún más, cuando después de decidirse a buscarla pocas personas saben a dónde acudir. Ignorar, cortar y bloquear cualquier medio por el que llega el acoso sería lo más recomendable. Si el objetivo del acoso es un menor lo primero que debe hacer es comunicar a los padres sobre el tema, relatando todo a lo que se le está sometiendo, ellos tomarán las medidas necesarias, incluyendo las denuncias a las autoridades.

jairofrancos@hotmail.com

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Jairo Franco Salas: