La crisis del sector agropecuario del Cesar la padecen los productores desde la década de los noventa. No es un invento nuevo. Iliquidez, suelos estériles, falta de mercado, contrabando, sequías, fracasos en proyectos de distritos de riego, y claro está, la violencia. Son muchos factores los que han afectado la economía primaria, la que resuelve problemas de seguridad alimentaria, de empleos y de oportunidades de negocios.
Pero parece que la suerte no acompaña al sector. Cómo olvidar cuando en 1997 los gobiernos de turno hicieron todo lo posible para atender la quiebra que afrontaban más de cuatro mil agricultores que debían cerca de 50 mil millones de pesos a las entidades financieras, época en la que surgió el Plan de Reactivación que en el Cesar fue avalada por Aproagro, una Asociación de Productores que aún funciona y que lleva la bandera, para bien o para mal, de este gremio.
Son más de treinta años en crisis. Hoy la situación del sector productivo es la misma. Lo que cambia es el motivo de la crisis. Ahora es el fenómeno del Niño el causante de la fuerte sequía que afecta a agricultores y ganaderos y aunque apenas comienza, las perdidas ya son millonarias. Los esfuerzos de los gobiernos de turno, de los gremios y de los mismos productores siempre se han visto, pero siempre falta “el centavo para el peso”, como dice el refrán. A este sector le falta más visión a largo plazo, porque lo que se ha visto en estos treinta años es que cuando resuelven un problema, se pierde la dinámica de trabajar todos unidos, empujando para el mismo lado.
En el Cesar varios gobernadores le han invertido al sector agropecuario. Y el actual, el de Luis Alberto Monsalvo, no ha sido la excepción. Hoy anuncia la realización de una Rueda de Negocios, llamada ‘Tierras Productivas con riego’ porque según el mandatario, palabras textuales: “Llegó el momento en el que tenemos que proyectar el desarrollo de la irrigación del Cesar” y da cuenta de su ambicioso Plan Departamental de Irrigación y de sus gestiones ante el Gobierno Nacional para que incluyan en el Plan de Desarrollo de la Nación la construcción de las represas de Los Besotes en Valledupar y Buturama en Aguachica. Todas son buenas ideas, tardías para un gobierno que ya está en el ocaso de su periodo.
Los gobernantes terminan sus periodos, se van unos y llegan otros, con diferentes ideas, pero los agricultores son los mismos de siempre, en las buenas y en las malas, son los que conocen el fondo del asunto, los que sufren o se benefician con las condiciones que les ofrezca la naturaleza o las entidades del Estado. Entonces deben ser los mismos agricultores y ganaderos los principales veedores de las inversiones que se hagan, los que marquen la pauta para enfrentar las crisis. Hoy son las sequías del Niño, mañana quién sabe. Solo si están preparados verdaderamente, podrán enfrentar cualquier adversidad, como lo hacen en Valle del Cauca o Antioquia. En el Cesar se requiere un sector productivo unido.