No dejaremos pasar por alto el informe sobre la ganadería del Cesar adelantado por el CESORE y FEDEGAN, del cual se publicó ayer acá información del inventario ganadero, que representa un puesto significativo después de Córdoba, en la Costa Caribe, en cuanto a la cantidad de la población bovina, que en el departamento actualmente es de 1.7 millones de cabezas. Después de un bajón en el 2020 cuando iniciaba la pandemia a 1,44 millones.
Merecen mencionarse algunas de las conclusiones del extenso estudio.
Al hacer un cuadro departamental se dice que “… el departamento muestra un desempeño económico notable a nivel nacional, con un PIB significativo y un PIB per cápita que lo posiciona entre los diez primeros departamentos del país. Sin embargo, estos indicadores económicos positivos contrastan fuertemente con los pésimos indicadores sociales y de desarrollo humano. El Cesar enfrenta elevadísima pobreza monetaria, altas tasas de analfabetismo, especialmente en las zonas rurales, una elevada incidencia de pobreza monetaria y multidimensional, y una preocupante desigualdad económica, reflejada en un alto coeficiente de Gini. Además, la informalidad laboral y el desempleo siguen siendo desafíos críticos (…). Estos contrastes resaltan la necesidad de implementar políticas efectivas y sostenibles que no solo impulsen el crecimiento económico, sino que también aborden las profundas inequidades sociales y mejoren la calidad de vida de todos sus habitantes”.
En sus tierras se observa un alto nivel de deterioro en sus 22.000 kilómetros cuadrados.
“En el Departamento del Cesar para el año 2018, se encontraron 1.526.206 hectáreas, correspondientes al 68 % del área total, con algún tipo de desertificación, discriminado de la siguiente manera: las zonas con desertificación alta ocupan un área de 795.904 hectáreas, correspondiente al 35 %. Estas áreas se encuentran principalmente en el valle del río Cesar, en los municipios de Valledupar, La Paz, San Diego, Agustín Codazzi, Pueblo Bello, Manaure, El Copey, Bosconia, El Paso y Becerril. También se reporta suelo en proceso de desertificación alta en los municipios de Aguachica, San Martín y San Alberto, estos dos últimos municipios asociados a suelos con presencia de salinidad”.
Asevera que: “El crecimiento económico del Cesar ha sido notable, sin embargo, la alta dependencia en sectores específicos como la minería ha generado vulnerabilidad económica. La distribución de la tierra y la tenencia de ganado reflejan inequidades que afectan el desarrollo sostenible del sector ganadero. Además, la falta de acceso a créditos agrarios y a una asistencia técnica adecuada limita el crecimiento y la modernización de este sector”.
De allí que se hagan algunas recomendaciones como “implementar políticas de diversificación económica para reducir la dependencia en sectores vulnerables (…). Promover programas de reforma agraria que faciliten una distribución más equitativa de la tierra y mejoren el acceso a recursos para pequeños y medianos productores. Fortalecer los programas de financiamiento y asistencia técnica para el sector agropecuario, asegurando que los ganaderos tengan acceso a créditos y capacitación para mejorar la productividad y sostenibilidad”.
Hace énfasis en los pequeños y medianos ganaderos acosados por el abigeato y la desigualdad en la tenencia de la tierra y de los ganados, para los que propone seguridad, asistencia técnica y formación, asociatividad, cooperativismo, reforma agraria y diversificación de las fincas hacia otras actividades como las agrícolas.