La Ley General de Cultura (Ley 397 de 1997) reconoce al Cesar como el segundo departamento de Colombia en diversidad étnica y cultural en razón a su poblamiento mestizo y a la densa población afrodescendiente que habita en sus territorios, eso ha repercutido en muchos avances regionales en ese sentido, sin desconocer que también hay diversos aspectos que merecen mejorarse.
En esta fecha especial, Día Internacional de los Pueblos Indígenas, al revisar la situación del Cesar, son muchos los aspectos positivos que habría que mencionarse, según lo afirma el historiador Simón Martínez Ubarnez.
“En cuanto a logros, debemos decir que tenemos siete pueblos indígenas: los 4 tradicionalmente conocidos en la Sierra Nevada que son los Wiwa, Kankuamos, Koguis y Arhuacos, pero ahí también habitan Los Chimilas; mientras que en la Serranía del Perijá encontramos a los Yukpas, los Bari o Motilón, con esas comunidades se ha logrado un importante reconocimiento territorial con varios resguardos indígenas con plena autonomía”, explica Martínez Ubarnez. Esos resguardos son Kogui, Malayo, Arhuaco, Kankuamo, Iroka, Menkue, Misaya, Campoalegre, Socorpa, Busincharma, Arhuacho de La Sierra, Caño Padilla, El Rosario, Bellavista, Yucatán, Yukpa de La Laguna, El Coso y Cinco Caminos.
El hecho de contar con muchos resguardos indígenas oficialmente reconocidos ha hecho posible la reconstrucción de las raíces culturales indígenas, todo ello basado en el compromiso y responsabilidad que asumieron los mamos y cabildos gobernadores indígenas al obtener plenas facultades para dirigir a sus comunidades respetando el orden natural de sus orígenes.
De ese análisis se desprende un rol importante que ha desempeñado el departamento del Cesar con representación propia de sus líderes indígenas en distintos escenarios del ámbito local, departamental, nacional y ahora internacional con la investidura que ostenta la líder arhuaca Leonor Zalabata como embajadora de Colombia ante la Organización de las Naciones Unidas, ONU, en Nueva York.
Destacable es que son ellos, nuestros indígenas, quienes en muchos escenarios permiten hablar bien del Cesar, por ejemplo, el hijo de Leonor Zalabata, Teyrungumu Torres Zalabata, es un gran científico como físico nuclear, quien en calidad de profesor de la Universidad Nacional se recorre el mundo dictando conferencias y desarrollando investigaciones. De igual manera se recalca el liderazgo de Ati Quigua, ella tuvo la oportunidad de ser elegida concejal de Bogotá.
En fin, son muchos los roles de relevancia de voceros de las diferentes etnias de nuestra región en escenarios políticos y de cualquier otra índole.
Importante que estos 7 pueblos indígenas, pese a que tienen raíces lingüísticas diferentes cada una de ellas, todas se han incorporado a los procesos que impone la modernidad para mejorar sus niveles de vida, participando en procesos de educación, adoptando sistemas de salud con IPS y EPS propias y resulta muy positivo que ellos hayan aprendido a conjugar el verbo gestionar para la optimización de sus organizaciones comunitarias.
En síntesis, son muchas las razones para sentirnos orgullosos de nuestros pueblos indígenas, no obstante, la agenda de acciones y proyecciones todavía sigue incompleta tanto de ellos como de la institucionalidad frente al compromiso de lograr un buen equilibrio de convivencia entre humanidad y naturaleza.