Por Luis Napoleón de Armas P.
Una imagen vale más que mil palabras, igual pude afirmarse de los gráficos. En los siguientes mostraré cuánta riqueza tiene el Cesar, cuánto recibe por concepto de regalías, y del Sistema General de Participaciones (SGP). Además, cómo estamos en materia social.
También se dice que toda comparación es odiosa, pero menos en estadística, donde nada evaluamos si no comparamos. El objetivo de este análisis es cotejar los ingresos que han tenido los entes territoriales por concepto de regalías con el impacto que estas han tenido y al tiempo, compararnos con referentes nacionales, regionales y locales; esta es la única forma de saber cómo estamos. Hasta 2011 las regalías se destinaban en un 80 % a los municipios productores que las administraban autónomamente en elefantes blancos, hoy mediante las leyes 1530 del 2012 y 1773 del 2015, estos solo recibirían en forma directa el 9.5%; ahora hay que ganarse los recursos de regalías mediante la presentación de proyectos de inversión y la adjudicación se gestiona mediante proyectos a través de los OCAD. Ahí se podrá ver la capacidad de gestión de los alcaldes con la formulación de proyectos.
Entre el 2007 y el 2015 fueron aprobados 283 proyectos por valor de 1.7 billones, de los cuales 152 los ejecutaron los municipios mineros. La distribución de regalías condensadas en el periodo 2007/2016 se muestra en la figura 1.
Por concepto de regalías los municipios mineros recibieron 5.967 millones de pesos en el periodo citado, el 47.5 % del total de las regalías recibidas por el departamento, con apenas el 47.5 % del PIB, tal como indica la tabla número 1. Hay otro grupo de municipios receptores que recibieron 5.131 millones, el 40.7 %; dentro de este grupo se encuentra Valledupar con 3.512 millones con el 27.96 % de las regalías. El resto integrado por trece municipios recibió 1.462 millones, el 11.8 %. Según este PIB, el Cesar aportaría el 1.3 % del PIB nacional, pero según otras fuentes este aporte estaría entre el 1.8 y el 2.0 %. ¿Qué no incluirían el DNP y DDTS y qué incluirían estas otras fuentes?
Además, entre el 2002 y el 2015, el Cesar recibió del SGP, 7.786 millones de pesos, de los cuales el 81 % tuvo como destino los sectores Educción y Salud, tal como indica la tabla 2.
Con los apreciables ingresos por concepto de regalías y SGP, sin aportar aún lo recibido por compensaciones, este ente regional podría mostrar mejores indicadores sociales. Basta hacer unas comparaciones regionales para darse cuenta de que no es así. El lector podrá hacer los análisis comparados que le interesen; por limitación de espacio, aquí como ejemplo, comentaremos lo referente a mortalidad infantil.
Tasa de mortalidad infantil, TMI
Es el índice de bienestar y salud de los niños de algún lugar. La TMI está en función del acceso a agua potable y condiciones de saneamiento básico, nutrición de la madre y del niño, de las prácticas de higiene y alimentación, del nivel educativo de las madres y del acceso a los servicios de salud. Está asociada con los niveles de pobreza. En los países industrializados, la tasa promedia es de 6/mil; en el tercer mundo la media es de 91/mil. La meta de los Objetivos del Milenio –ODM- para Colombia, para el 2015, se estableció en 14 muertes por 1.000 nacidos vivos que ya se cumplió. El Cesar también cumplió, pues en 2014 registramos 13.01, pero el consuelo de pocos en el mal de muchos no es razonable. En algunos países como Japón, Estonia, Finlandia, van por 2/mil. En las siguientes gráficas se muestra el comportamiento de la TMI para menores de 1 año y menores de 5 años en Colombia, el Cesar, el caribe colombiano y Valledupar. Como un referente, incluyo a Envigado como ente local, la población colombiana con los mejores indicadores. También comparo al Cesar con Santander que registra las mejores cifras en la materia. La TMI nuestra está por encima de la media nacional y es la quinta más alta del Caribe colombiano. Nuestro referente departamental es Santander que tiene una TMI de 10.17, la más baja del país. El Cesar ha venido bajando este indicador a una tasa promedio anual de 2.58% y para alcanzar los niveles que hoy tiene Santander, necesitaríamos 9.4 años, asumiendo que todo va a seguir igual (cetéris páribus). (Los cálculos son míos). El comportamiento de este indicador en los departamentos del Caribe colombiano lo podemos medir en la figura 2. Aquí, Magdalena, La Guajira y Córdoba hacen de paño de lágrimas del Cesar. Estos resultados son desastrosos a la luz de la salud pública de un pueblo.
Mortalidad de la niñez
Respecto a la mortalidad de la niñez (menores de 5 años), tenemos la quinta más alta del Caribe, por encima de la media nacional y muy distante de Santander que tiene una tasa de 10.17/1000. Desde el 2005 hemos venido avanzando a una tasa media anual de 2.21 % y para alcanzar el nivel actual de Santander requeriríamos 12.3 años. Valdría la pena averiguar cómo tratan a la niñez en Sucre que registra una tasa casi la mitad del Magdalena.
Infección respiratoria aguda, IRA
Este es un flagelo para el Cesar, se mide por cada cien mil niños menores de cinco años. El Cesar tiene la media más alta del periodo dentro de la región Caribe. El Cesar ha venido disminuyendo estas tasas a razón de 7.42 % promedio anual, que no es suficiente. Si la meta es alcanzar al Santander actual, necesitaríamos 5.8 años. En este indicador, el Cesar también se encuentra por encima de la media nacional y es el más alto del Caribe con 30/100.000, casi el triple que Santander. Ningún niño debería morir por enfermedades prevenibles y curables. En esta etapa de la niñez el rol del Estado debe ser muy importante.
Enfermedad diarreica aguda, EDA
La velocidad de descenso en este indicador es la más baja de los departamentos del Caribe y lo ha hecho a una velocidad de 10.26 % promedio anual. Somos los segundos mayores afectados con 16.17 por cien mil niños menores de 5 años. Aquí el referente es Bogotá D.C. cuyo indicador es 1.83; para alcanzar estos guarismos, el Cesar tendría que recorrer 11.5 años. Aquí también, Sucre de bajo perfil también nos gana la pelea con una tasa que es menos de la tercera del Cesar.
La pregunta obvia es: ¿saben las autoridades departamentales y municipales cuánto vale descender un punto marginal en cualquiera de estas variables? Si no lo saben, no les es posible planificar financieramente etas metas.
Comparación interna
Pero, internamente, ¿cómo andan los municipios del Cesar? Los siguientes diagramas nos orientan. Obsérvese cómo no existe una relación causal entre regalías y bienestar social; los indicadores de los municipios llamados mineros no son los mejores. Es lamentable que Pueblo Bello, con todos sus encantos, centro de casas campos, tenga los indicadores que tiene. Aquí hay que destacar que Valledupar, único municipio con infraestructura sanitaria, registra la séptima tasa más alta del departamento en mortalidad infantil. En cambio, Río de Oro tiene el mejor indicador, 8.7/1000. Y en el rango de niños menores de cinco años también Valledupar tiene el sexto peor indicador. ¿Qué está pasando? ¿Por qué en municipios con características sanitarias parecidas existen tantas diferencias en el comportamiento de las mismas variables? ¿Por qué los municipios mineros, en general, tienen más altas tasas de mortalidad infantil que los no mineros? ¿Por qué Valledupar tiene una TMI más alta que muchos de los otros municipios pese a que no cuentan con infraestructura sanitaria? Valledupar se puede homologar con El Paso, Chiriguaná y Manaure y está por encima de la media departamental. Merecen atención las relativas bajas TMI de Río de Oro y San Martín. ¿Por qué Pueblo Bello está tan rezagado en todas las variables? Quien lo creyera, Gamarra y La Gloria, dos municipios ribereños, a orillas de la mayor alcantarilla del país, tratados como cenicientas, tengan mejores indicadores que Valledupar en mortalidad infantil.
En mortalidad de la niñez Valledupar también se raja; se encuentra por encima de 15 de los municipios con su tasa de 16.73/1000, por encima de la media departamental, muy por debajo de La Gloria, Gamarra, San Martín y Río de Oro.
NBI. En materia de necesidades básicas insatisfechas, el Cesar no es para mostrar, la mayoría de sus municipios en 2011 estaban por encima del 50%. Es curioso que los municipios mineros se encuentren en el rango de los de mayores necesidades. Allí, Pueblo Bello vuelve a destacarse. La figura 8 muestra estos valores municipales.
En comparación con otros referentes, en NBI estamos mal. Pese al publicitado programa de casas gratis, el Cesar se destaca en hacinamiento crítico (más de tres personas en una misma alcoba); es el tercero más alto del país y del Caribe; en inasistencia escolar solo hemos mejorado 0.84 % anual promedio entre 2008 y 2014, falta hacer un gran esfuerzo. Habría que preguntarles a las autoridades del sector qué seguimiento le hacen a quienes no asisten a clases y por qué. El analfabetismo es alto, además del analfabetismo funcional que tenemos; pocas figuran se destacan, ante el concierto nacional, en materia de logros intelectuales y académicos. ¿Conseguiremos alguien que tenga el perfil para ser Ministro de Hacienda?
€ es la tasa de descenso ´promedia anual
El ranking muestra la enésima peor situación; así, en hacinamientos el Cesar es el tercer peor tanto a nivel caribe como nacional.
Tendencias
En la tendencia histórica en las tasas de mortalidad tanto infantil como de la niñez, mientras al nivel nacional se observa en una curva tranquila, en los otros entes considerados, se ven bruscos cambios de altibajos lo que podría significar una floja estrategia de descenso; Envigado sufre este fenómeno, pero la tendencia a la baja es más fuerte. Las figuras 9 y 10 muestran este comportamiento.
Indicadores de pobreza monetaria
La pobreza en el Cesar pasó de 61.9 en 2002 a 42.3 % en 2015, descendiendo a una tasa promedia anual del 2.89 %, mientras que la Nación pasó del 49.7 al 27.8 con una tasa de descenso media anual de 4.44 %. La miseria por su lado pasó de 19.2 a 11.0 % con descenso promedio anual del 4.2 %, mientras que en la Nación las cifras fueron 17.7 a 7.7 %, bajando a una tasa de 6.02 % (los cálculos son míos). La nación ha venido descendiendo más rápido que el departamento. Si bien la pobreza monetaria está en función de políticas macroeconómicas, los entes territoriales pueden ayudar a conjurarla a través del empleo que genere la contratación y la gestión seccional. Para alcanzar el nivel de pobreza y miseria que el país tenía en 2015, necesitaríamos 18.3 y 7.7 años respectivamente, si las cosas permanecen inalterables. La pobreza y la miseria del Cesar en 2015, son la novena más alta del país y la quinta y tercera más alta del Caribe que fue 31.2%. Por su parte, la desigualdad, medida por el Gini resultó la tercera más alta del Caribe y la décima primera más alta del país. Junto con Chocó, La Guajira, Cauca y Caldas, el Cesar ha venido incrementando la desigualdad entre 2002 y 2015, a una tasa anual promedia de 1 %.
Pobreza multidimensional
En Colombia el índice de pobreza multidimensional, IPM, es relativamente nuevo. Se mide a través del número de carencias que tenga un hogar que son quince variables como se indica en la figura 12. Se puede apreciar que el Cesar tiene más carencias que el promedio de la Nación. Basta que en un hogar se den tres de estas carencias para que el hogar se considere pobre. La pobreza multidimensional en el Cesar es de grado severo.
Algunas reflexiones finales
El Cesar es un departamento de gente joven; la mediana de las edades es de 20.4 años, esto significa que la mitad de la población está por debajo de esta edad y la otra mitad por encima (el cálculo es mío); la mediana nacional es de 22.6 años. La población menor de 15 años es de 328.000 habitantes. El gobierno regional deberá diseñar políticas para esa corte. Pero aquí está ocurriendo un fenómeno raro, su crecimiento demográfico se está deteniendo. Desde el 2005 hasta el 2015, el Cesar ha venido creciendo a una tasa media de 1.01 %. Sin embargo, diez de sus municipios han involucionado: Codazzi, Becerril, Chimichagua, Chiriguaná, Curumaní, González, La Gloria, Río de Oro, San Diego y Tamalameque. ¿Han hecho seguimiento las autoridades departamentales y municipales al éxodo de sus habitantes? ¿Hacia dónde se ha ido la gente sabiendo que el resto de los municipios ha tenido crecimientos vegetativos y que la tasa de fecundidad específica para mujeres de 10 a 19 años es 50 por cien mil, más alta que la media nacional, 37 por cien mil? Es protuberante el caso de Chiriguaná con 78.54.
Creo que la región necesita un gran centro de pensamiento que ayude a construir políticas de gestión y gobernabilidad.