Ideológica o conceptualmente, el centro es un “constructo”, un lugar mental no definido, difícil de ubicar. Está de moda decir que se es de centro, incluso, extender su rango comprensivo y hablar de centro izquierda y centro derecha. Este es un lenguaje cantinflesco para no decir nada, es jugar al escondite para confundir, pero el centro no existe si hiciéramos una analogía con el centro físico de algún objeto o figura.
En los cuerpos físicos existe el llamado centro de masa que es el punto donde se concentra todo su peso que, por lo general, es su centro de gravedad. Leí que el senador Macías había dicho que él se consideraba de centro, claro, del “Centro Democrático”. Muchos han dicho que el centro es todo aquello que no representa las extremas de Uribe y Petro, lo cual haría del centro una franja muy extendida y difusa. Los símiles o paralelos hay que hacerlos es entre homólogos y estos no lo son.
Esta definición es vacua por dos razones:
1) Las extremas combinan todas las formas de lucha y para ellas el fin justifica los medios. Las múltiples acusaciones judiciales y comentarios mediáticos acerca de las actividades de Uribe nos harían pensar que este sí encarna la extrema derecha, que no es el caso de Petro, a quien se le conoce por sus denuncias contra quienes le hacen trampas a la democracia.
GP, fuera de sus vínculos con el M-19, que hacen parte de la historia ya juzgada, hoy se encuentra por encima de toda sospecha extremista, no importa cuántos procesos prefabriquen en su contra, él está construyendo un modelo incluyente de reparación democrática con amplios sectores de la ciudadanía.
2) El centro conceptual solo es posible ubicarlo dentro de cada rama ideológica que va desde los meros simpatizantes hasta los más fanáticos. ¿Alguien conoce la media entre polo positivo y negativo? ¿O entre sí y no? ¿O entre la vida y la muerte? En cada rama ideológica existen contradicciones pero estas se resuelven amigablemente llegando a la media de esa línea. Cuando esto no es posible es porque ese segmento o partido nació como herramienta electoral, pero al momento de revisar posiciones ideológicas surge el rompimiento.
Tal es el caso del Polo Democrático, que fue un grupo heterogéneo desde su fundación, que buscaba ir al Congreso y pelear algunas cositas; pero en este segmento nunca se configuró una extrema ni un líder dogmático; allí estaban desde los Moreno Rojas, godos ortodoxos, hasta Iván Cepeda y el exmagistrado Carlos Gaviria, con una media bien tupida integrada por Petro y sus seguidores, por el Moir en cabeza de Robledo, y varios amorfos. La llegada de Robledo a la “centrista” Coalición de la Esperanza, por ejemplo, develó su verdadera catadura.
Al momento de tirar líneas ideológicas coherentes, este partido colapsó, su ruptura vendría algún día. Ahora sucede algo parecido con el Partido Verde, donde se ocultan una derecha pura y una tímida izquierda. Su ruptura se aproxima y su tamización permitirá que sus integrantes se reubiquen en el sitio que les corresponde. En Colombia casi todos los partidos decisorios, viejos y nuevos, se ubican del lado derecho sin contradicciones básicas, por eso coinciden en mantenerse en el poder que es el centro, su único objetivo, así se pongan máscaras. El Frente Nacional es una buena muestra, así como el amangualamiento mercenario de las bancadas en el Congreso de la república.