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El Centro de Desarrollo Vecinal, CDV, cree en las oportunidades

“El propósito de la vida humana es servir y mostrar compasión y voluntad de ayudar a los demás”, Inicio con esta frase de Albert Schweitzer para contarles la importancia del servicio y la empatía. Así fue mi experiencia visitando el CDV en Valledupar, un lugar lleno de altruismo y que conjuga matices que sólo demuestran que las pequeñas acciones y el servicio social pueden cambiar positivamente el rumbo de nuestra sociedad.

Llegando al Centro de Desarrollo Vecinal, me encontré con el rostro expresivo de varios personajes que cuentan historias. Dentro de ellos el coordinador general del CDV, Eduardo Castro, quien lleva más de 16 años caminando y conociendo el funcionamiento de la entidad y liderando la oficina de participación ciudadana. Entre acordeones y guitarras, el señor Eduardo nos contó la historia del Centro que inició en los años 80 con Virgilio Barco.

Cuando se creó el Centro de Integración a la Comunidad. era la anterior constitución, no existía la llamada ‘Participación Ciudadana’ y el gobierno fomentó espacios para fortalecer la participación de la comunidad con estos centros que eran autónomos con recursos nacionales.

Así iniciaron los programas de adulto mayor, emprendimiento y cultura, era un centro comunitario que servía a la gente y a los más vulnerables, “hace 30 o 40 años esto era monte, me acuerdo que yo estudiaba en el José Eugenio y yo ayudé a sembrar todos estos árboles que ven aquí. Tirábamos pico y pala para sembrarlos y el profesor Pertuz, docente de historia, nos decía que eso si era historia porque dentro de 30 o 40 años iban a decir: ‘ese palo lo sembré yo’ (risas). Posteriormente, en los años 90 todo esto pasó al municipio”, dijo Eduardo Castro Sabogal.

La historia del Centro Comunitario continuó cuando Elías Ochoa creó la oficina de Dirección y Apoyo Comunitario. Poco a poco fueron ingresando las diferentes entidades que hoy hacen parte de este espacio, dentro de ellas están: Más Familias en Acción, Casa del Consumidor, Asociación de Usuarios Campesinos de Colombia ANUCCESAR, Inspección Urbana de Policía, Corredor de Adulto Mayor, Sede del Hospital Eduardo Arredondo Daza, Participación Ciudadana y Desarrollo Comunitario y una extensión del colegio José Eugenio Martínez donde incluso reciben a jóvenes con discapacidades y dificultades en el aprendizaje.

Todas estas entidades tienen algo en común: el servicio a la comunidad. Toda la oferta brindada en el centro es de manera gratuita. Se prestan ayudas a jóvenes que hacen parte del Sena con la oferta de cursos complementarios, técnicos y tecnólogos. Además, dentro de la institución hay un lugar destinado para la música. Muchos jóvenes tienen acceso a programas que les permiten el desarrollo de un talento musical y aprenden a tocar instrumentos de percusión y acústica: guitarra, piano, batería, técnica vocal, acordeón, caja, guacharaca, entre otros.

“Este programa viene de parte de la alcaldía a través de la Fundación Gestando hacia el Futuro, es un programa que ayuda a los jóvenes a que no estén en las calles ni la drogadicción, ni delinquiendo. Ellos vienen aquí a ocupar su tiempo en un instrumento”, Chalis Suarez, docente de Música.

Son más de 30 estudiantes los que hacen parte de este grupo lleno de música en el CDV y al que pueden pertenecer jóvenes desde los cuatro años hasta los adultos mayores.

Nuestra sociedad está sumergida en un caos de antivalores del que los jóvenes son víctimas a diario. Las circunstancias de la vida llevan a muchos a tomar decisiones y caminos que no tienen finales felices. El acceso de los adolescentes a estos programas, es una ayuda que trae beneficios sociales positivos. Aprenden un arte que los hace libres en el buen sentido y los prepara como profesionales que pueden vivir el presente y afrontar el futuro de una mejor forma.

Durante el recorrido me encontré con la oficina del programa Familias en Acción dirigido por Prosperidad Social que brinda su ayuda a familias vulnerables y niños de cero a seis años en nutrición, crecimiento y desarrollo, son aproximadamente 15.000 jóvenes inscritos. De cuatro a 20 años reciben incentivo para su educación y son más de 45.000 los menores vinculados.

Los programas liderados por el Sena son un incentivo muy importante en los proyectos de vida de los jóvenes. Están los cursos de electricidad, ebanistería, acabados arquitectónicos, construcción, entre otros. “estos programas son muy importantes para las personas que siempre quieren capacitarse y quieren seguir adelante. Pienso que es bueno acceder a estos cursos de una manera fácil y gratis”, comentó Amílcar Acosta, estudiante del curso de electricidad en sede Sena del CDV.

Categories: Don Pilo
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