Escribe su hijo Jorge Barros Martinez, de su padre Ovidio Barros: “Sacrificios, privaciones, perseverancia, dedicación, satisfacciones y reconocimientos. Nació hace casi cien años en Urumita, un pequeño pueblo de La Guajira, en medio de muchas carencias económicas. Su madre Donata Nieves fue una lavandera analfabeta, que a pesar de su ignorancia y pobreza supo darle mucho amor y valiosos consejos para que saliera adelante con honestidad y respeto al prójimo. Me contaba mi padre que en su infancia apenas mantenía una muda de ropa, pero siempre se veía muy limpio, porque su madre se la lavaba cada noche y se la planchaba cada mañana”.
Cumplirá 100 años el próximo mes de abril. A la sazón, Urumita tenía 750 habitantes. Manuel María Barros Baquero, primer profesional de Urumita; Ovidio, primer agrónomo; Enrique Barros Baquero, primer médico; y Armando Barros Baquero, primer abogado, quien fuera rector del Colegio Nacional Loperena hacia mediados del siglo pasado. Armando Barros fue el padre del niño Ovidio, quien hizo sus estudios de primaria en el Colegio Santo Tomás de Villanueva. En el Colegio Loperena de Valledupar comenzó sus estudios de bachillerato, que culminó en el Colegio Pinillos de Mompox.
No siempre los años de estudios fueron continuados, solo cuando lograba ser becario, y en razón de esto, su graduación de bachiller no lo pudo alcanzar sino a los 23 años de edad. De igual manera le ocurrió en los estudios profesionales de ingeniería Agronómica, los cuales culminó a los 32 años de edad, cuando ya trabajaba en el ICA, donde conoció a la funcionaria de secretaría de nombre Lucía Martínez Naranjo, simpatizaron y se enamoraron, contrayendo matrimonio en el año 1962. De esa unión nacieron tres hijos: Juan Fernando, ingeniero civil; Francisco, ingeniero civil; Jorge, ingeniero Industrial.
Su carrera profesional alcanzó los niveles de la excelencia, sus estudios los realizó en la Universidad Nacional de Medellín y fue máster en agricultura, de Pardue University de Indiana, Estados Unidos.
Cursó estudios sobre técnicas de investigación en cacao en el Imperial College of Agriculture; técnicas de la investigación en cultivos tropicales en el Instituto Francés, de Café y Cacao; técnicas de administración en la Escuela Superior de Administración Pública.
Profesor universitario en las facultades de agronomía de la Universidad Nacional en Medellín y Palmira, en la Escuela de Palmira y en la Escuela de Graduados del ICA en Bogotá.
Entre 1955 y 1976 fue designado director de Investigación del Departamento de Fomentos de la Compañía Nacional de Chocolates. Alguna de sus muchas realizaciones profesionales son: descubrimiento y descripción de una ameba, especie de Fusarium causante de pudriciones radiculares en el frijol; colaborador en la creación de la primera variedad de frijol obtenida en Colombia, creación de 6 nuevos híbridos de cacao y determinación de un método de fermentación para cantidades pequeñas de cacao.
Es autor de 21 publicaciones sobre el cultivo de cacao, enfermedades del frijol y es coautor de 7 publicaciones sobre las mismas materias. Ovidio reside en la ciudad de Medellín, donde recibió una mención de honor conforme a la resolución número 009 de noviembre 06 de 2024, otorgada por la Sociedad de Ingenieros Agrónomos de Antioquia, por medio de la cuál se le otorga “la espiga de Antioquia” en la modalidad de persona a toda una vida gremial.
Es un honor para rendir tributo de reconocimiento a las personas o entidades que se hayan distinguido dentro de la comunidad por sus méritos en su desempeño de actividades gremiales, científicas, de investigación, y en todas aquellas relacionadas con el desarrollo agropecuario y forestal. Por toda una vida y sus grandes contribuciones a la agricultura del país.
Su investigación incansable aportó hitos de significativo impacto en la productividad del cacao, como fue la creación de 6 variedades híbridas por métodos genéticos y 10 clones mejorados por métodos de selección individual, consiguiendo granos de alto rendimiento y calidad. Su contribución fue fundamental en los bancos de germoplasma de cacao. Propuso el uso de la materia orgánica como estrategia para la mejora productiva, duplicando la producción y estimulando el incremento de áreas cultivadas en las décadas del 60, 70, 80. Ovidio pasó, pues, de lo insignificante a lo significativo.