Los habitantes del barrio Casimiro Maestre en la comuna cuatro de Valledupar, aseguran estar cansados de quejarse de lo mismo durante años, pero la situación de inseguridad que azota las esquinas preocupa a la comunidad.
Aseguran en el barrio que la oscuridad reina en las noches por un total abandono de la concesión de Alumbrado Público que muy poco hace reparaciones y en consecuencia, las calles permanece con una o dos lámparas dañadas o en intermitencia. Esa situación cobija a los delincuentes, sin embargo estos no respetan horas del día.
El barrio Casimiro Maestre es según sus habitantes el único sin Junta de Acción Comunal en Valledupar, lo que no impide que tenga líderes comunitarios pero la representación ante las administraciones municipal y departamental no tiene eco.
Liliana Morón, miembro de la junta que fue impugnada ante por la Secretaría de Gobierno Departamental en el 2012, resalta que para tomar esa decisión, el anterior jefe de ese despacho no consultó a la comunidad y tomó la decisión desde su oficina.
En consecuencia el barrio está huérfano de representación oficial, mientras las calles se hacen más peligrosas con los atracadores e irresponsables motociclistas.
“Tenemos mucha inseguridad por la oscuridad, he contado más de 12 lámparas oscuras incluyendo los reflectores del parque que no sirven. Hemos recurrido a políticos, concejales como Wilber Hinojosa para que nos ayuden pero Alumbrado Público no viene”, dijo Liliana Morón.
Algunos miembros de la comunidad aseguran que la delincuencia que vive dentro y fuera del barrio, se roba las lámparas o lo que esté a su alcance para venderlas en el mercado ilegal de Valledupar.
“Las lámparas no prenden, no las ponen, y si lo hacen luego se dañan tardan meses en arreglarlas, entonces ladrones y drogadictos permanecen por aquí, todos los días la inseguridad anda por las calles del barrio”, dijo Hugo Galván, vecino del barrio.
De otro lado, Álvaro Durán, señaló que “La inseguridad es tema permanente, además pagamos alumbrado y muchas calles permanecen oscuras, cosa que se presta para que los atracadores hagan de las suyas. Hace siete años estamos en lo mismo”.
Por Andrés Llamas Nova
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