Además del carbón que Drummond extrae a diario del suelo cesarense, la multinacional está sacando de las entrañas de la pobreza a un grupo de jóvenes que al culminar sus estudios de bachillerato se han destacado por su buen rendimiento académico.
A esos jóvenes se les abren las puertas de las mejores universidades de la región para que se preparen como profesionales en diferentes áreas del conocimiento, no necesariamente las relacionadas con las actividades mineras, esto con el fin de impulsar la mano de obra calificada para el desarrollo de otros reglones de la economía de la zona.
Todo esa transformación de vida de los jóvenes y de sus familias se realiza mediante las Becas Universitarias Proyectos La Loma y El Descanso, que este año cumplió su décimo cuarta versión con 13 becados, sumando ya 130 estudiantes beneficiarios de instituciones educativas oficiales de la zona de injerencia minera en los departamentos de Cesar y Magdalena.
Los beneficiarios son muchachos que no contaban con los recursos para capacitarse y para quienes ser profesionales era un sueño difícil de hacer realidad. Los que ya han culminado sus pregrados hoy les ofrecen una mejor calidad de vida a sus seres queridos porque son más atractivos para el competido mercado laboral.
Esta estrategia educativa se ha convertido en un pilar fundamental del relacionamiento de la multinacional con la comunidad, porque además de las becas hay constantes apoyos a las poblaciones para el mejoramiento de infraestructura educativa, vial y salud.
En ese contexto, la reciente prórroga de 20 años que la Agencia Nacional de Minería le otorgó al contrato de Drummond en La Loma, entre los municipios de El Paso, Chiriguaná y La Jagua de Ibirico, que la empresa opera a través de la mina Pribbenow, nos da la esperanza de que durante dos décadas más haya jóvenes de escasos recursos con posibilidades de ingresar a la educación superior con envidiables condiciones. A partir de 2020 se proyecta que sean 15 becados anuales, beca que contempla además del valor de la matrícula, una cuota de sostenimiento de un millón 24 mil pesos. Se trata de una oportunidad única en la vida, que solo se paga siendo buen estudiante.
Cinco años de sacrificios para una vida de beneficios, es la máxima de esta estrategia que vale la pena destacar porque contribuye al desarrollo de las comunidades, y que mejor que a través de la promoción de la excelencia académica.
Si bien es cierto, la minería genera resquemores por el impacto ambiental, es inevitable elogiar esta apuesta de transformación social de un proyecto que produce más de la cuarta parte del carbón del Cesar y más del 15 por ciento del carbón del país.
Las minas no son eternas, hay una gran tarea pendiente del Gobierno para mejorar sus programas de cobertura educativa. Sin embargo, en el departamento ya hay incipientes proyectos de energía renovable, que serán el futuro del sector energético, de los cuales esperamos similares grados de responsabilidad social.